Y es que lo inesperado
No espera todo el tiempo,
al doblar la esquina
cada palabra que emitimos
tienta a la sorpresa
es una invitación al malentendido.
Cada gesto que hacemos
es un pasado irremediable
la indisoluble condición del movimiento
es que se nos agota en los párpados,
nos cierra las manos
nos teje nudos en la garganta
y nos clava los pies al piso.
Todo avanzar es en realidad
secretamente
una especie de retroceso.
Sin dirección
somos barcos en pleno naufragio
Sin destino
somos nubes disipadas por el viento
Sin presencia
Somos sombras al encender las luces.
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