"El secreto de la felicidad es darse cuenta que la vida es horrible, horrible, horrible"
Bertrand Russell
Se ahogan todas las cosas que pueden decirse
en mi garganta se atoran
-afónico-
se concatenan los gritos que no he dado
y la luz ya no penetra mis pupilas...
Quiero perderme en dos palabras:
una para caminar
otra para que me traiga de regreso,
hacia ese punto donde quiero perderme
en dos palabras...
Y sin embargo existen esos momentos
donde todo se ajusta entre tus mejillas
donde estoy seguro que sostienes el mundo
con sabequé mirada certera
y vas poniendo las formas a la nada
vas erigiendo un imperio en lo oscuro
pares la luz
y los vientos nacen de tu nunca...
¿De dónde saca su espera lo silente?
¿Con qué voracidad se come mis gestos?
Escribo casi tanto como olvido,
pienso casi tanto como veo,
te amo casi tanto como soy
y sin embargo
en ese espacio
"casi"
caben todas las incertidumbres
y basta que alguna manecilla
de el golpe correcto,
para que se derrumbe el universo.
Entonces estoy frente a mi servilleta
intentando no ser más que la mosca que me ronda
satélite agotado y paranoico
y empiezo un verso que dice:
"Jamás he aprendido a comenzar un poema".
2 comentarios:
Yo tampoco he aprendido cómo se inicia y cuándo es momento de colocar punto final (particularmente eso último, colega).
Que lo sepas, que lo sepas de cierto... Ya sólo te encuentro, clavado, anclado, socavado, muerto y resucitado en ti mismo, en tus letras en quienes me reconozco, en tus confines, de lejos dibujados. Así... Sin saber cómo se pone un punto.
Me encantó, me maravilló, hizo ósmosis a través d mi piel... beso enorme, poeta y ángel terrible, Adrymess.
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