lunes, 6 de junio de 2011

Confesiones

"El secreto de la felicidad es darse cuenta que la vida es horrible, horrible, horrible"

Bertrand Russell


Se ahogan todas las cosas que pueden decirse

en mi garganta se atoran

-afónico-

se concatenan los gritos que no he dado

y la luz ya no penetra mis pupilas...


Quiero perderme en dos palabras:

una para caminar

otra para que me traiga de regreso,

hacia ese punto donde quiero perderme

en dos palabras...


Y sin embargo existen esos momentos

donde todo se ajusta entre tus mejillas

donde estoy seguro que sostienes el mundo

con sabequé mirada certera

y vas poniendo las formas a la nada

vas erigiendo un imperio en lo oscuro

pares la luz

y los vientos nacen de tu nunca...


¿De dónde saca su espera lo silente?

¿Con qué voracidad se come mis gestos?

Escribo casi tanto como olvido,

pienso casi tanto como veo,

te amo casi tanto como soy

y sin embargo

en ese espacio

"casi"

caben todas las incertidumbres

y basta que alguna manecilla

de el golpe correcto,

para que se derrumbe el universo.


Entonces estoy frente a mi servilleta

intentando no ser más que la mosca que me ronda

satélite agotado y paranoico

y empiezo un verso que dice:

"Jamás he aprendido a comenzar un poema".



Gerardo Cielorraso

2 comentarios:

Apocalipstik dijo...

Yo tampoco he aprendido cómo se inicia y cuándo es momento de colocar punto final (particularmente eso último, colega).
Que lo sepas, que lo sepas de cierto... Ya sólo te encuentro, clavado, anclado, socavado, muerto y resucitado en ti mismo, en tus letras en quienes me reconozco, en tus confines, de lejos dibujados. Así... Sin saber cómo se pone un punto.

Adry dijo...

Me encantó, me maravilló, hizo ósmosis a través d mi piel... beso enorme, poeta y ángel terrible, Adrymess.