Hace un año más o menos asistí aquí en la ciudad de Morelia, ál ya séptimo Encuentro de Poetas del Mundo Latino, donde durante una semana entera se reúnene los poetas más significativos de los diferentes países que confarman esta nuestra siempre inconsistente Latinoamérica. Entre la muiltitud que se refugiaha en los bosques del lenguaje había un homenaje presente, y era al poeta brasileiro Lêdo Ivo cuya existencia y monumental carrera ignoraba yo hasta ese día donde leyeron un pequeño poema llamado El Sueño de Los Pese...
Maravillado por su obra me hice de uno de sus libros titulado, El Mar, Los Sueños Y Los Pájaros, recientemente traducido al español por el poeta y traductor regiomontano Gaspar Aguilar Díaz cuya obra poética no es menos apreciable que la del maestro Ivo.
En realidad ver a Ivo después de leer minuciosamente su libro toda la noche del primer día del Encuentro me recordó a la sensación de hace 3 años el ver la conferencia del ahora difunto Mario Benedetti en la feria del Libro de Guadalajara. En fin un hombre que no se si fue por mi lectura ardua de esas que te queman las pestañas hasta al punto que el verso empieza hablarte y casi puedes escucharlo en ese ritmo fluído del portugués rimbombánte del Brasil, o por el hecho del respeto que le adquirí después de leer la Infancia Redimida, aquel hombre se me hizo monumental, apesar de su encorvada y envejecida figura.
Y quiero aprovechar la siguiente semana en este blog para publicar algunos de sus poemas esperando que les gusten y les impacten tanto como a mí.
Mi Tierra
Por: Lêdo Ivo
Mi tierra
Ese lugar donde los coangrejos
Presintiendo el caer de la noche
Buscan sus escondites entre los mangles.
En mi país pantanoso
El peso de las lluvias encorba las caobas
Y el sol calcina lágrimas
Y la espina de un pez
Desgarra la losa del día
que lame la lengua del mar.
Entre casillas de avispas
Y tarántulas inmóviles
La tarde me iluminaba.
Yo interpretaba la herredumbre
De barcos anónimos que la lama
de las lagunas carcomía.
Yo recorría las galaxias.
Fulgores de estrellas caían
En los cocotales del tifo.
En el suelo de las islas untuosas
Un planetario caracol deteriorado
guardaba el aroma del mundo.
Mi patria es el agua negra
La dulce agua llena de miasmas
de los astilleros podridos.
(En la cocina, la boca asalariada,
soplando carbones, daba a luz
El fuego del día.)
Cuando yo estaba dormido
Y llovía en mi sueño, en los valles
Caían trombas de agua.
La mañana radiante se manchaba
con la sangre oscura de la zorra
Muerta en el suelo memorable.
Mi tierra es el nuevo camino
Que el hombre abrió sin querer
En la hierba seca del arrozal.
Entre lagartos y abejorros
Via las horas caers sobre las cercas
que daban frente a los relámpagos.
Fue en la infancia cuando aprendía a verte,
Oh sol que me ilumninas. Y un arcoiris
se abrió entre rayas en el cielo pálido.
Fue en la infancia cuando aprendía a amarte,
Hembra, que mi espanto confundió
Con una tarántula.
Y, en los basureros, hombres y buitres,
En ley de libre competencia, ganan
el pan que Dios amasa.
De la cima de las dunas yo veía el mundo:
Escoria azul a lo lejos,
Mar curvo de navíos.
¡Cómo era bello el universo!
La nube que rozaba los trapiches
Fulgía en el granero de las aguas.
Al final de los rieles de la Great Western
Entre locomotoras sedientas
Y durmiendo clavados en el agua.
El blanco faro de mi tierra
aclaraba yacas acurrucadas
Siempre grávidas como lavanderas.
Proviniente de las islas inacabadas
Nunca aprendí a separar
Lo que es de la tierra y lo que es del agua.
Siempre junté en el mismo plato
Las espinas de mis peces
Y las sobras de mis sueños.
1 comentario:
En verdad que fue todo, un gran descubrimiento. Uno a veces no se explica cómo puede andar por la vida sin mirar las cosas que en el subterráneo de los milagros se sucede. La poesía de este señor tiene un aire paisajista y animal que devora dulce con su toque de realismo mágico.
Saludos Décimo
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