lunes, 4 de octubre de 2010

Sintomatología

Sintomatología

Quien escribe está enfermo,
porta una enfermedad sangrada,
incuba los oscuros gérmenes del asombro,
su sangre es vino amargo,
sus ojos languidecen en la noche.
Esc ribe en un impulso de la fiebre
Un calor interno que le ciega
Y toma posesión de sus palabras,
Está enfermedad se hace poesía
Y se contagia.

Para identificar tales enfermos
es necesario observar sus movimientos:
Pausados pasos como de pájaro detenido en vuelo,
brazos que a todas horas asemejan aletas,
un mirar perdido, como acarciando,
la temperatura del río que fluye gritando.
Además hay un cambio en la dieta,
el enfermo de escritura se alimenta de carne,
todo el tiempo busca una piel para saciar su hambre,
no bebe más agua, se avoca a la sangre
la bebe despacio, en versos,
es su propia sangre.

Hay más síntomas que los delatan
como sabemos que toda enfermedad es psicosomática:
Hay en sus palabras, como una falta,
son largas y confusas, se enredan y dilatan,
imitando las ondas que hace una roca sobre el estanque,
sus palabras son vagas.
Hay en sus caricias algo de temblor,
las manos se excitan a cualquier tacto,
los labios todo el tiempo buscan un beso.
Como quiera los enfermos de escritura
poseen una falta psicológica
la mayoría de ellos perdieron su infancia,
otros tantos tratan de recrearla,
a menudo son niños tristes
que juagaban con castillos de tierra
ahora los hacen de palabras.
Nadie les enseñó buenos modales,
ansiosos, escriben en impulsos,
cotidianos o arrebatados,
un lapso pueden durarles 10 años.
Tienden a la tristeza y al furor
con tal vuelo que parecen siempre divididos,
no conocen la culpa,
sólo el sabor del olvido.

Quien escribe está enfermo,
una enfermedad sagrada,
reclusión y tinta
es la única cura para solventarla.
Se propaga bien por el aire
Pero su medio predilecto es el papel,
Basta con un roce de los ojos
Sobre las letras
Y la enfermedad empieza a trepar por el cuerpo
Penentra por todos los poros,
Hace temblar
Y causa inquietud.
Basta con escucharla una sóla vez
Y se queda íntima en el cuerpo
Aunque el paciente no se de cuenta,
Ya pasa formar parte
Del delirio del poeta.

No hay cura para la poesía
Enrarece hasta el silencio,
se alimenta lentamente el cuerpo
y sale siempre
en forma de primeros versos.

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