Te voy a contar algo, pero no se lo digas a tu madre, a la que abandono a la esperanza de las lágrimas. Te lo voy a contar quedito a la oreja.
Teme siempre a las mujeres hijo mío,
témelas profundamente, las palabras de amor que te entregan
entragan también a otro buen amor,
no creas nunca en lo "uno",
no creas en la comunión que te prometen,
te confieso hijo mío
que en mi labor de poeta he descubierto una sóla cosa
la poesía la inventaron los varones
para protegerse de las vocales mortales de las féminas.
Quizás aún no lo entiendas,
quizás ya sea demasiado tarde.
Hijo mío, rehúye del amor lo más que puedas,
no existe la complementariedad,
la igualdad que extendemos nos toma desprevenido
y nos destroza...
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