Sentada frente a esa ventana pareciera que puedes desafiar al cielo, con todo el cabello al viento, con los ojos posados en algún sitio que mis ojos no alcanzan, las manos entretejiendo las nubes, y le susurras cosas al horizonte, cosas que escribe con una marea de colores púrpureos que cantan el anochecer.
Yo, mientras, del otro lado de la habitación, componiéndole canciones a tu ausencia, escribiéndole poemas a tus faltas, a mis carencias, a todos esos recuerdos que tengo de cuando hacemos el amor, porque el mundo a nuestro alrededor se disloca y se translucen las verdades escondidas de toda cosa; entre las grietas que abres con tus manos sobre mi pared, las mismas que dibujas con la sangre de mi espalda, he encontrado nuevos mundos que mi conciencia no imaginaba, porque te mueves sobre me con la furia del mar que todo lo desgasta, y vas a morir sobre mi como las olas a la orilla, arrojando un llanto que se hace espuma, y esculpe la silueta de sal que lleva tu nombre.
Porque más allá de tu nombre nada tiene sentido, como si las vocales se extinguieran en tus gritos, esos gritos guturales que golpean los rincones escondidos del espacio y rebotan generando suspiros de la eternidad. Y colocas las estrellas en su sitio cuando miras el cielo nocturno, cuando la luna sale entre tus pupilas antes de brillar mortecina sobre las mareas, que tienen el ritmo de tus caderas, que suben y bajan como su pechos, en frénetico avance, hacia ese sitio que abriste en mi espalda.
Sentada frente a esa ventana parece que le pones los colores a las cosas, tan intensos, tan brillantes que se matizan en la distancia como por inercia. Siento que tu mirada debe delimitar todas las formas o correría el riesgo de fundirme en la distancia y desfragmentarme en tu recuerdo.
Cuando hablas haces las tormentas, haces temblar la tierra y diriges a los ríos através de las heridas de la tierra. Cada paso que das llama al invierno y cada que te quedas parada nace el otoño entre las hojas, y le pones coreografía a su caída, dando vueltas en el aire, danzando a la par de los latidos de tu corazón. Una vez me contó el relámpago que siempre a querido imitar tu aroma, por eso rompe el aire, por eso hace gritar a las nubes, tratando de imitarte en una mímica luminosa que tienes cuando bailas.
Mujer eres la fragilidad de toda cosa, estás en cada pétalo que implota en su capullo, y se abre arrojando su perfume al viento, y tu aroma hace danzar a los insectos; te conviertes entonces en la alegría de las primaveras, que llena los lagos que tus suspiros cristalinos, los líquenes y musgos crecen a la par de tus cabellos, cada renacuajo que intenta cantar entona tu nombre, cada ave que zurca el cielo traza su silueta. Las cigarras imitan tus alaridos insomnes, hasta las serpientes en su deslizamiento toman tu forma como trazo.
Estoy seguro que sentada frente a esa ventana tienes más poder que las diosas del Olimpo, asignando a cada gota su lugar para caer, has enseñado a los gorriones el silbar de tus pensamientos, y los soles que nacen día a día la luz de tu atardecer.
- Mujer el mundo está amueblado por tus ojos -
1 comentario:
hoola señor caos ìcaro pamplemusse , para mi deus ex homme , muy bien en otroa situacion tengooo miediiiitooo son las 6 justamente de la mañanaa y ya me puse paranoicaa a wuawua bueno nos vemos por la mañana
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