De nuevo abre los ojos y empieza a respirar, es obvio que siempre la primera parte del texto está escrito hacia la muerte, si no temiéramos morir probablemente no hubiéramos creado la palabra, porque yo conozco a alguien que me decía que la palabra le quita las alas a las cosas, pero sigo tipografiando estas extremidades aerodinamicas con mis textos, exageradamente complejos, compulsivos, como el trazos de algún ingeniero civil que intenta pintar un paisaje impresionista... ¿Por dónde empezar?
Empezar desde el principio ya es muy común, todo ese génesis es cansado y agobiante, empezar por el final es algo que le resta mucha congruencia a lo que se dice, y lo que se dice tiene que tener forma, porque las formas se mueven y avanzan y entonces son algo, un significado, que al final está lleno de nostalgias, de rosotros que recuerdas, de algún churro, de alguna chica acomplejada que se hacía llamar Akio, de un chelo sonando en medio de la oscuridad, de una dulce sonrisa y la expectativa de que te gustaría ser un año mayor, porque te das cuenta que un año antes muchas cosas no te hubieran pasado y no hubieras conocido a toda esa gente sino a esa otra que siempre viste desde lejos y te preguntabas cómo es que sería ser su contempóraneo.
Al final te decides y empiezas por en medio, porque te dan miedo los extremos, que aún cuando se hundían las barcas tu te quedas flotando inerte en la grieta donde el barco se había partido a la mitad.
Primero quisiera plantear de lo que NO voy a hablar, el tema gira entorno a la omisión, a la autocensura que de todos modos al final habrá de limitar lo que se escriba, y se escribe hacia la muerte, y no quiero hablarle a la muerte de prostitutas, ni de personas insignificantes en vidas insignificantes viendo sus complejos en un plato de cereal, no quiero aterrizar en el pene, la luna y el mar que es el delirio de todo artista y escribir una tragedia sin haber estado si quiera a 15 mts de un asalto. Entonces empiezo a rememorar todo lo que conozco, porque así la eliminación lo hace más fácil, escribir de algo que ignores, de gente cuyo rostro es impreciso pero que están ahi como esas vanas presencias que se te atraviesan por las calles.
Y que aún quedan las creencias por descartar y que este nuevo párrafo contradiga en paradigma a la anterior y asi te reinventas en cada texto que escribes respondiéndo preguntas que nadie nunca te hizo y asi construyes todo lo que tienes, lo que haces, porque tu no te sientas a escribirle a la muerte simplemente porque el insomnio te mantiene pegado al monitor, o porque alguien importante de tu vida ha partido y tu sufres o porque las flores ya no florecen en mayo y Junio es cada vez el mes menos deseado. Escribes porque este es el punto donde verdaderamente te siente vivo, donde se apagan los ruidos estáticos, las voces, las imágenes som plasmadas en el monitor y pareces librarte de ellas momentaneamente, escribes por la necesidad imperiosa de escribir y cuando miras el horizonte que estás pensando en un sin número de sinónimos para el atardecer... entender entonces que mi vida es una métafora y que todo lo que hago tendrá siempre referencia a un vocabulario mucho más oculta entre cada una de mis letras hay párrafos enteros de referencia y a quién engaño si nadie nunca los leerá, nadie nunca entiende lo que escribo y eso que se pone claro y a veces cuando lo releo me parece tan ajeno que no culpo a nadie por no interesarse más de un segundo en lo que escribí...
De ahí las historias, siempre distintas, nostálgicas e imprecisas, siempre una contra otra como los cuerpos que se inmolan y mueren innumerables...
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