¿Qué pasa cuando tenemos a un ingeniero naval, unos cuantos libros de Milton, Whitman y Virgilio, y un complejo de personalidades múltiples? Obtenemos a uno de los poeta más emblemáticos de la primera mitad del siglo pasado, y de los más importantes de la lengua portuguesa. Me refiero a Fernando Pessoa, nacido en Lisboa en 1888 y muerto en la misma ciudad en 1935, personaje de lo más extraño tanto poética como biográficamente ya que se puede abordar desde 3 personalidades diferentes que lo constituyen, de las que él estaba convencido, eran espiritus que le susurraban los poemas, toda su vida defendió la no autoría de los poemas que se le atribuían, eran esos tres espectros: Alberto Caeiro, Ricardo Reis y Álvaro Campos, sus tres personalidades quienes emanaban de sí un espiritú poético. Es fácil llegar a creer esa locura cuando se interioriza en el trabajo completo de Pessoa, pues cada uno de los heterónimos también escribe y piensa independientemente, no son nombres aleatorios que se le antojaron al poeta, sino auténticas personalidades, estructuradas, cada una con su estilo poético propio, sus temáticas y la utilización de los diversos recursos. Desde la rima clásica de Reis hasta el excesivo uso de las onomatopeyas en Campos, y los poemas sobre el arte poético de Caeiro. Un poeta que se diversifica a sí mismo hasta desdoblarse en tres personalidades, cuando los poemas de Caeiro fueron escritos todos en 3 noches completas de insomnio, mientras que las de Campos todas bajo la influencia del opio, fundamentaron la moderna poesía portuguesa y sobre todo influirían a su sucesor, al menos en el estilo, César Pavesse.
1 comentario:
Pues sí, gracias a este señor es que en algun momento de la vida fue que me comencé a tomar la poesía más en serio sin haber tenido clase formal de cómo hacerla. Y también de él aprendí la emancipación del ente único para poder desarrollar "poesía" desde otros ámbitos fuera de mi persona. Claro, yo sin los alcances que se hombre y sin los recursos técnicos químico aéreos por él utilizados. Definitivamente un referente de la poesía para radiografiar el alma.
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