III
¿Qué honestidad le debo a mi dolor?
Si derramo su fulgor en la poesía,
Finjo ahora lágrimas de tinta,
Distantes como el beso de la luna.
Hundido estoy, en su mirada lúgubre,
Que me arranca mi esencia estremecida,
Estremecida de tanta inexistencia,
Imaginada en el rostro de la noche.
Arrojado como estoy,
Huérfano en el mundo,
Siempre fuiste mi casa, mi lugar seguro,
Qué abandono siento ahora de tu cielo
Me dejas caer la luz, luminosidad blanca.
El tiempo es la intensidad del llanto,
El marcapasos de la lágrima,
Me aniquilan los instantes devenidos,
Y el tiempo es la máxima distancia.
Todo cuerpo es frontera,
Todo cuerpo permite estar cerca,
Prisionero de la piel que me contiene,
He vivido a través de ella,
Por eso la lágrima es sagrada,
Se escurre por las canillas de su llanto,
Las compuertas de la esencia dispersa,
Grito anímico de lo ilusionado,
Prueba contundente, de la falla originaria.
La lágrima es el residuo del abismo.
3 comentarios:
El tiempo es la intensidad del llanto...
usted sabe construiír grandiosas metáforas, comienzo a adentrarme a su mundo de prófugos espejos, murallas de palabras que se erigen en los límites indivisibles de dos que se aman, es a veces, dolorosa su poesía, como el amor también.
Con esas flores no me vaya a poner yo muy intenso. Pero me agrada que mi poesía pueda decirte algo y que hayas encontrado la frase que de acuerdo a tu sentir, justifica el poema. Gracias Megara.
Algo demasiado hermanado o tal vez suscitado en mi memoria por aquella muerte sin fin del chilletas maestro Gorostiza, tu poema me trae consigo las reflexiones de esas connatos de lluvias angélicas, a veces humanas... O no sé, tal vez será que de los ángeles robamos el llanto y que una lágrima es la prueba fehaciente para comprobar la existencia del alma en una persona.... Y que a veces un cuerpo es demasiada presión, demasiada fragilidad, para sostener, para soportar, para mantener en pie el alma que atrapa en sus confines próximos.
Me va gustando más tu poema con esta tercera parte.
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