Dicen que hay ángeles oscuros mujer,
oscuros como dioses primitivos
a los que no alumbró ningún fuego
y jamás conocieron sus nombres.
Oscuros como las gargantas de las cuevas
donde el hombre inventó la imagen.
Osucros ángeles mujer, ¿no los ves?
Aletean ocultos,
ennegrecidos de su propia gracia
¿los oyes?
Les dicen silencio.
Y a los blancos,
a esos de alas como truenos,
a esos...
les dicen tiempo.
Y vendrá la noche mujer
donde exhaustos nuestros brazos
de enfrentarse,
perdidas nuestras espaldas
de buscarse,
quemados nuestros labios
de rozarse,
los atraparemos impávidos
y los desplumaremos
para hacernos una cama mujer,
de silencio y tiempo.
3 comentarios:
Uh, antes que nada, debo de reafirmar mi admiración por el señor Waterhouse (esa pintura hace como seis años me voló la cabeza), dado sea de paso ahora que revisito y veo que tienes una nueva imagen a la entrada del changarro.
Ahora que leo este poema tuyo que es inmensamente bueno y evocador, recuerdo un poema que me compartiste sobre un paisano tuyo que te dio un comentario estilo Miyagui, recuerdo.
En el silencio y en el tiempo no existe nada más, y ya es bastante, que especulación, espacio cuántico y un sinnúmero de dudas, que qué bárbaras, expusiste de una forma poética inmejorable.
Saludos.
Bienvenido de regreso a este espacio, del nosotros. Ya extrañaba tus epítetos cargados de humor. Ha sido una lástima la falta de contacto, he ido como 10 veces al DF en los últimos meses y hubiera sido bueno para aprovechar y conocernos de carne y salsa verde. XD
Siempre tengo muchos ojos para ver tu poesía. Juez y parte de la especulación que hago de tus silencios que devendrán rupturas en el aire y lo tangible...En mis costados.
Inferencias básicas, cómo aquella de saber que era yo de la que hablabas, y otras más complejas, cómo la que hice en estos días y va de suspiros y cadencias.
Puedo leer y estremecerme ante el estigma de tu oficio de poeta, pero la poesía se hace... Cuando son tus labios quien me la cuentan, mientras yo me doy prisa en tu recámara, para beber el café y peinarme, hacer la cama, amamantar y vestirme, porque llegamos tarde a tus clases. Dibujar esa escena como alivio de mis pesadillas, que van de barrancos con estúpidos, Magdalenas apócrifas y cristianos danzando y cantando "Viva Cristo Rey".
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