sábado, 17 de octubre de 2009

A Las Afueras de Dios.

I
Hay veces que la existencia es suavemente resumida en una frase, no me atrevo a mentir y decir que hablo de toda “La Existencia”, sino una existencia solemne, tanto más íntima, más personal que es la vida propia. Camino constantemente por las sendas que tienen nombres que las personas evitan, y coqueteo a veces con las musas pero ellas nunca voltean la vista. La noche anterior escribiendo me di cuenta que no soy un poeta, y que mis versos no son más que aforismo declaratorios de constante incapacidad. Perdido como estoy en el bosque del lenguaje, evito mirar la cara de las personas para no darme cuenta de su farsa, que es mi propia farsa y es que intento convencerme de que mis pies aún siguen sobre el asfalto y no ha salido volando mi cabeza hacia el rostro mortuorio de la luna.

1 comentario:

Reptante dijo...

Es cierto, mientras más posibilidades les sacamos a nuestras letras, más nos damos cuenta lo sumidos que andamos. Que lo que nos rodea es un reflejo de nuestra podrida existencia. Y ya después sólo queda cargar con el estigma, o ignorar, y ser una simple nada que sonríe, que llora para adentro y sólo eso. Seguir caminando, aproximándonos al final. Qué existencial eres, qué existencial soy querido amigo.