martes, 16 de junio de 2009

Tanta

Tanta gente y yo sin palabras
Tantas camas y yo sin alhomadas de sueño,
Tantos pétalos marchitos de flores que no te he dado,
Tantas cartas que te he escrito que ya he olvidado.

Tantos ojos tuyos que no han tocado los míos
Tantos atardeceres de fuego y de ceniza
Tantos ecos parecidos a tu risa,
Tantos hoyos que me hiciste y me has vaciado.

Tanta duda en tu mirada
Tanta cadera y comunión de playa
Tanta claridad atormentada de esmeralda
Tanto de tu nombre en cada palabra.

Tanta hambre y yo sin víveres
Tantas respuestas y yo sin preguntas
Tanta soledad y tu sin compañóa
Tanta, tanta, tanta, palabra esmeralda.

Tanta extrañeza anticipada
Tantos ápices de tu presencia
Tanta enmancipada ausencia de ti
Tanto, tanto, tanto, color de palabra.

Tantos días sin una llamada
Tantas horas sin una respuesta no buscada
Tanta obstinación obsesionada
Tanta espera de mi color esmeralda.

Tanta etiqueta elaborada
Tanto diálogo arrojado al muro
Tanta cosa que no encuentro y no tengo
Tanta la falta que me hace tu llama.

Tanta pregunta atolondraa
Tanta duda callada
Tanto de tan poco que es nada
Tanta, tanta, tanta, necesidad de esmeralda.

1 comentario:

Reptante dijo...

Esmeralda resume en sí esa parte del testamento que se nos es dejado para aniquilar el sueño. Para sentirnos tan ricos, tan poseedores de una dolorosa nostalgia que no cabe de tanto taladrar nuestro pecho. Cuánto mal habremos hecho para recibir del cielo ese tan preciado, ese tan desgarrador legado.