Hemos visto que la pena de muerte es una contradicción con nuestro sistema de valores y la supuesta característica irrenunciable e inalienable de nuestros derechos. Sin embargo y como se puede ver con más profundidad en el libro de Michelle Focault, Vigilar Y Castigar, todo el sistema penitenciaria obedece a una deshumanización, a la vez que todo acto criminal obedece a una deshumanización.
La fórmula es entonces simple, a los inhumanos, tratarlos inhumanamente. Si matas, pierdes todo derecho de vivir.
Antes de irnos a lo Inhumano, primero tenemos que ver lo que nuestras sociedades modernas consideran humano, puesto que deciden matar y recluir todo lo que no cabe en esa etiqueta. Humano, en el amplio y cuestionable sentido se ha tratado de establecer de la siguiente manera: Ser Racional (los niños no son humanos), Con las características biológicas determinadas de la especie del Homo Sapiens (de nuevo, los mutantes no son humanos), que se agrupan en sociedades, (ni los ermitaños y los vagabundos), que tienden a las expresiones artísticas y a las manifestaciones de personalidad. Dejemos lo del alma aparte porque es una idea teológica muy delicada. Eso es ser humano, ser racional, biológicamente completo, social, tender a expresarse y manifestar personalidad, es decir conciencia. De ahí se desprende todo un conjunto de convenciones más complejo aún, ¿qué se define por racional? Porque sabemos que hay locos bastante lúcidos, y actualmente se ha demostrado que el vínculo entre genialidad y locura es casi simbiótico, es decir los genios tienen una meta-razón, por lo cual deberíamos encerrarlos como a los locos. Y si vamos a racional, el concepto igualmente es muy complejo, porque hasta Voltaire lo ha enunciado: somos seres idiotas con tendencias racionales.
Muchos de los filósofos y sociólogos del siglo XXI han desertado de esta idea del ser racional, es decir una pérdida del hommo sapiens, transfigurándose en hommo videns, hommo ludens[1], etc. En la época del mass media y el posmodernismo, inclusive el sentido de humanidad se encuentra en un complejo vacío, en una carencia, entonces ¿cómo juzgamos a alguien humano siquiera? No hablar de inhumano entonces, todo a nuestro alrededor apunto a nuestra creciente “deshumanización”. Sin embargo castigamos con la muerte a los “inhumanos”.
No nos engañemos, la pena de muerte, es la salida de una sociedad perezosa, una sociedad que apunta el dedo acusador cada vez más lejos, sin darse cuenta las razones tan complejas que puede implicar matar a alguien.
Sin embargo no es el argumento de inhumano lo que en el caso de México se está patrocinando, es el argumento de “seguridad” de “protección” de “penas justas”. Los cuestionamientos entonces son infinitamente amplios como las interpretaciones de los anteriores conceptos.
En una entrevista[2] el líder del Partido Verde Ecologista, (sin mencionar nombres) principal promotor (irónicamente) de la pena de muerte, señaló que: “era necesaria la aplicación de la pena de muerte debido a que se estaba enfrentando un régimen criminal sin precedentes y que para poder dar total efectividad de la “lucha contra el crimen organizado” se debían agravar las penas establecidas.” Si bien no fueron sus exactas palabras se puede interpretar de esa manera.
A partir de este argumento que comparten muchos de los promotores de esta nueva ley, iniciaré un nuevo análisis.
La propuesta de Ley enuncia: “Pena de Muerta para Asesinos y Secuestradores, por una Sociedad Más Segura”.
Es decir, se asume que la pena de muerte será una solución eficaz contra el claro aumento de los crímenes mortales en México. ¿Por qué? La Pena de Muerte no tiene como único objetivo eliminar al sujeto “incorregible”, como ya hemos visto antes esto está lejos de ser cierto, la pena de muerte surge como aparato de disuasión criminal. Poniéndolo en el lenguaje popular “para que se la piensen 2 veces antes de cometer un crimen de este calibre”.
He ahí un profundo error, pensar que se puede disuadir a alguien de matar, si bien entendemos que aquel que mata pierde su característica de humanidad ¿cómo se puede disuadirá a un inhumano de no matar?
Además ¿cuáles son las razones por las que alguien mata? ¿Se pueden disuadir con la pena de muerte?
Vamos a entrar en el tema. Las tres razones por las que alguien mata son: órdenes militares (y están justificadas, en tiempos de guerra además el ejército tiene su propio sistema penal), por pasión, por compulsión y por negocio. Veámoslas una por una.
En el caso de las razones militares, normalmente se justifica por el medio de que los militares están cumpliendo órdenes, no se responsabiliza al asesino directamente, sino en dado caso a quien dio la orden, y usualmente responden a determinados protocolos, es decir, cuando se encuentra en un estado de “desacuartelamiento” que sólo el presidente de la república como comandante supremo de las tropas puede ordenar. En caso de que salga de este régimen, el individuo responsable responderá ante una “Ley Marcial”, porque los militares tienen derechos y obligaciones diferentes a la de los civiles normales, y se les faculta “matar en cumplimiento del deber”, lo que usualmente se llama “licencia para matar” ya que se entiende que fueron entrenados y obedecen a una orden premeditada para el beneficio y la protección social, entonces ellos matan “para hacer el bien, para protegernos”, por lo tanto no pueden ser considerados asesinos, pues están cumpliendo con un deber constitucional.
El siguiente caso es un crimen pasional, o un asesinato pasional. En este caso no se puede disuadir a alguien que actúa por pasión, dado que la pasión es un momento de euforia sentimental donde se pierde toda capacidad de razón, es decir no es plenamente consciente de lo que se está haciendo, eso no desliga claro al sujeto de la responsabilidad, pero hay que recordar que la gravedad de un crimen se toma en cuenta según, el dolo, la premeditación, la culpabilidad y el ajuste con alguna ley. Una persona que mata por pasión, no premedita en la mayoría de los casos su acto, ni posee un dolo (es decir una intención). Por ejemplo, una persona que en un momento de ira empujó a otro individuo por las escaleras y este murió, no se puede considerar un asesino. Aunque legalmente es más complejo pues no se puede probar que no lo haya premeditado, o planeado. Pero en una reforma de ley, él sería considerado asesino y pagaría su culpa con la muerte. En general no puedes disuadir de no matar a alguien que actúa por pasión, fuera de su racionalidad, pues no mide las consecuencias de sus actos.
En el caso de asesinos pasionales está aquellos que matan por un rencor que los lleva a la ira, como es el caso de los adolescentes que matan a sus compañeros o a sus padres, los extremistas religiosos que hayan su justificación en un poder superior. Todos ellos se encuentra sosegados por un sentimiento que los sobrepasa, del que si bien son conscientes que lo que hacen está mal, no pueden ser disuadidos por medio del miedo, pues están convencidos de que hay justicia o razones tras lo que hacen.
El tercer caso, aquellos que matan por compulsión. ¿Qué es una compulsión? Es un acto incontrolable que proviene del inconsciente de una persona, un compulsivo es incapaz de responder por sus actos y en la mayoría de los casos los asesinos compulsivos quieren en su estado consciente que se les detenga. Un asesino compulsivo, es decir desequilibrado mentalmente, no puede legalmente responder por sus actos, no hay dolo, a pesar de que haya premeditación, alevosía y ventaja. No se puede entonces disuadir a un psicópata de que no mate. Ejemplo claro de esto son los asesinos seriales como Ted Bundy, Albert Fish, Charles Manson, Ed Gain y John W. Gayce, quienes al momento de estar ante la corte no mostraban el menor arrepentimiento por sus crímenes y los confesaban abiertamente, pues en la psicología de un psicópata, (alguien que mata por compulsión), no hay nada de malo en acabar con la vida de alguien más, pues se siente un placer al hacerlo. Reitero, la compulsión no se puede disuadir.
Finalmente están aquellos que matan por negocio, en este ámbito entran nuestros temidos y perseguidos narcotraficantes y secuestradores. Cometemos un error principal el juzgarlos o al tratar de disuadirlos por medio del miedo. Estas personas no se encuentran en un estado alterado de conciencia, ni sienten una compulsión por matar, y si obedecen muchas veces órdenes, pero he aquí el problema, son plenamente conscientes de lo que hacen, y cómo lo hacen, para ellos las vidas humanas, no son más que mercancías intercambiables, o simples “recursos”, no hay el mayor inconveniente en deshacerse de alguien, pues todo es parte de un negocio, responde a un interés económico tan fuerte que los lleva a actuar de esta manera. No se les puede disuadir, no temen a la justicia y eso es obvio y castigando con la muerte a los que se logre atrapar, no se va lograr disuadir a los demás, pues todo obedece a relaciones económicas en las cuales la ley no tiene ningún sentido.
A los únicos que un sistema de Disuasión, puede realmente disuadir de no matar, es a los ciudadanos normales, que temen y velan por su integridad física, que no ven beneficios en la muerte de otras personas, y que son capaces de controlarse a sí mismos, es decir, a lo que no se necesita disuadir.
Entonces cuando se habla de una Pena De Muerte en pro de la seguridad social, realmente se habla de un sin sentido, la Seguridad Social y la Pena de Muerte no están relacionadas de ninguna manera, de los 8 países más inseguros del mundo que son en orden: Colombia, Brasil, Tailandia, Indonesia, México, República Centro Africana, El Congo y Los Estados Unidos, este último con el índice más alto de asesinatos por año, 5 aprueban la pena de muerte, siendo excepciones Colombia, Brasil y México. Y en los países restantes se ha demostrado la ineficacia de la pena de muerte como método de disuasión de los crímenes mortales. Los ocho países manejan problemas similares de Narcotráfico, existencia de armas ilegales (a Excepción de Estados Unidos que tiene legalizadas casi todas las armas para el uso común), secuestros y un ambiente urbano hostil en las grandes metrópolis.
Vamos con el caso de los 8 países más seguros: Suiza, Finlandia, Inglaterra, Grecia, Japón, Australia, Alemania y Canadá. Ninguno de esos países aprueba la pena de muerte, su índice de asesinatos por año es de menos de 100, y estos 100 en la mayoría responden a asesinatos de índole doméstica, es decir, accidentales o pasionales. Las características es que son países política y económicamente estables, con bajos índices de analfabetismo, con las drogas legalizadas (excepto, Australia, Inglaterra y Algunos Estados Canadienses), y un control muy riguroso de la posesión de armas.
Vemos pues que la existencia de asesinatos y un descontrol se deben a características que van más allá de los individuos que en él último de los casos empuñan el cuchillo o jalan del gatillo, y responde a toda una atmósfera hostil tanto política, como económica. Podemos decir entonces que la sociedad genera a estos mismos criminales, y la sociedad misma trata de eliminarlos sin embargo el problema no se haya en ellos mismos, ni en la levedad o dureza de los castigos, sino en el total social, en la serie de factores que impulsan a los individuos a matar conscientemente, especificándonos en asesino y secuestradores.
[1][1] SARTORI, Giovanni. Homo Videns: La Sociedad Teledirigida. Ed. Punto de Lectura, 4ª Edición México.
[2] Entrevista Publicada en el Diario La Jornada, el Día Martes 12 de Febrero del 2008.
miércoles, 7 de enero de 2009
Disuasión Y Sentido De Humanidad
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1 comentario:
Llevamos cinco mil años arreglándolo todo mediante las armas... Los hombres somos absurdos.
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