Entonces sólo haces ruido, es lo que querías que admitiera tras esas largas 2 horas que transcurrieron del centro a mi casa, de mi casa al coche, del coche através del campo de los sueños irreales hasta el portón donde te deje, donde siempre te dejo, te vas y huyes y dices que estás muy ocupada y siempre hago ruido, lo único para lo que he servido siempre, gritar bien fuerte, bien alto, cada vez mejor, hoy soy un demonio que llora por lo incierto, mañana un poeta perdido en el ácaro de un verso, quizás pasado mañana te vuelva a llamar y comencemos esto de nuevo.
Pero en ese ese momentolo admití, ya no corría por mi venas ni vibraba en mis oídos y lo admití, no tiene nada de malo, había perdido mis metas, toda esa sinceridad como cuando descubrí en la luna en mi cabeza, siempre pensando, siempre gritando, bien alto. Tu al igual que yo, siempre buscando y preguntandote porqué, y maldita sea porque no lo entendí yo antes que tú y puede yo responderte, no hay por qué, nunca hubo un porqué...
Uno sube al escenario con un repertorio que trabajo duramente en un cuarto escueto, lleno de interferencias, de viciaciones, de vibraciones, humores, chistes de mala gana, sonidos irritantes, personas que fingen comprenderse durante unos breves instantes, y luego tal vez, si estamos de suerte, sucede, la música. Y así subes al escenario, con esa música que proviene de ningún lugar, no estamos jugando a ser Mozart, ni Chopin, quizás un poco de Stravinsky, algo más de Tchakovsky, pero nada más, ambiente, es lo único que esperan... Y en ti nunca entró, que cuando alguien se para en un escenario, y hay una decena de sujetos mirando, los girones de humo chocando contro el techo, se oye uno que otro sorbo, hay un silencio indescriptible entonces, una expectativa, ese es realmente el motivo si tuviera que haber uno, esos segundos donde las miradas se posan en ti, y hay que admitirlo, y gritarlo fuerte, bien alto, que a eso nos subimos, a ser observados, quizás porque nunca nos voltearon a ver y nos hizo falta, quizás porque no queremos que nos vean de ninguna otra manera o quizás otros como yo, porque sencillamente queremos ver arder el mundo, y la gente no lo entiende y tu tampoco lo entiendes, no lo entiendo yo completamente para serte sincero, no escogí este ruidoso genero que hace tanto ruido como yo, por casualidad, por capricho, es sencillamente el soundtrack de mi vida, algo caótico, quizás, innecesariamente ruidoso, pero cuando oyes el estruendo de los camiones golpeando el asfalto, cuando oyes el chirriar de los motors, de los claxones, de los martilleos, ajetreos, voces que se confunde y si bifurcan interminablemente... entonces lo entiendes, y no es que debas caminar por la calle con los apéndices al oido fingiendo que eres un individuo-muralla, ensimismado, poniéndo tu personalidad frente a otras personas, quizás uno de esos patéticos rebeledes, no, entonces entiendes que llevas la música por dentro, y que se hacen innecesarios los audífonos, los discos compactos, los malditos aparatos que empequeñecen la música en formatos más diminutos y prácticos, ANARQUÍA DEL VINILO, y lo oyes, el primer riff, lento como un latido de tu corazón, luego el estruendo de algún coche que frena de repente, pack, la tarola acaba de golpear, y a tu alrededor todo se transforma en esa música que hace mucho ruido... PRICISAMENTE, ruido, y en buena hora!, ruido del que transforma y moldea nuestros oídos, ruido caótico, sin sentido, sin dirección ni propósito, naciendo de sí mismo, de su caos nato, girando en un interminable espiral y piensas en la estructura del shuffle y empeizas.. rooooolll babyyyyy rooollll, y luego insatisfecho le agregas y pones ruidos, no notas, no armonias, y toda esa cuadratura de los siglos pasados, ruido, que es lo único que hay en nuestor mundo, ya no quedan las gráciles golondrinas acariciando el cielo con las que Debussy soñaba, y la luna y su sonata tapadas por algún espectacular, que si la música es proyección sonora del alma, que sepan que mi alma grita, y se desgarra y se rompe en solos inecesariamente rápidos, confusos, y que ahulló como el lobo ambriento de la estepa, y que mi corazón golpea más rápido que los pedales de aquella canción que dice que lloverá sangre, que yo tengo un paso igual de firme que los slappings de un bajo y que no... no me cansó nunca de hacer ruido...
Por eso ahora puedes tu preguntas, pero sobre todo puedo yo resporderte, sí, sólo hago ruido, pero cuando volteo y el ruido termina, y los amplificadores emiten su eco atrofiado y distorsionado, cuando la bateria solo resuena en el snare cansado de su tarola y en la faz de sus platillos y veo a esas cuatro personas que me ayudaron a hacer ruido, que imitaron la progresión maniatica, histérica e innecesariamente violenta de mi alma, de mi vida, de todo lo que me rodea, entonces lo entiendo, lo entiendes y si lo entienden los demás es ganancia...
La siguiente canción se llama Elegy Of The Beast y va dedicado a un mundo que aúlla y hace ruidos como una bestia moribunda y furiosa...
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