miércoles, 15 de mayo de 2013


“En más de un aspecto el mundo del sentido finaliza hoy en lo inmundo y en el no-sentido. Está cargado de sufrimiento, de extravío y de revuelta. Todos los 'mensajes' están agotados desde allí de donde parecen provenir. Es entonces que surge más imperativa que nunca la exigencia de sentido, que no es otra cosa que la existencia en tanto que ella no tiene sentido. Y esta exigencia por sí sola ya es el sentido, con toda su fuera de insurreción.” 
Jean-Luc Nancy, El sentido del mundo. 
"Escribir, 'formar' en lo informal un sentido ausente. Sentido ausente (no ausencia de sentido, ni que faltara sentido, potencial o latente). Escribir, acaso, consiste en llevar a la superficie algo así como el sentido ausente, en acoger el empuje pasivo que aún no es pensamiento pero que ya constituye el desastre del pensamiento. Su paciencia."
Maurice Blanchot, La escritura del desastre. 
"Entonce, ¿cómo deberíamos entender que el pensamiento pueda comenzar por (ser) una respuesta?"
"Respuesta: esto no sólo es posible, sino incluso necesario, en la medida de que no hay más que un solo y único pensamiento, el del "sentido de la vida", y que en tal "sentido" no hay que escuchar otra cosa que la vida misma (un ingrediente que sería la sal de la vida, un juicio final en cuyo espacio encontraría su orientación), constitución formal a priori del vivir en su desnudez. Pues esta formalidad existencial se halla construida, si es posible atreverse a decirlo de este modo, en forma de respuesta: ella hace del hombre ese extraño viviente que, haga lo que haga --o deje de hacer lo que deje de hacer--, padezca o no, hable o calle, responde al mundo y responde del mundo."
Gerard Granel, "El mundo y su expresión" La parte del ojo no. 8, Bruselas, 1992.