miércoles, 22 de abril de 2009

Matices de Mi Locura


A veces el tiempo transcurre muy lento para mí, deshilo los intantes donde no pasa el tiempo antes que si pasaba sobre el segundero golpeando las márgenes del reloj en su eterna vuelta de 360 a 0.

El mundo empieza a moverse lentamente, primero la mecánica de las cosas cambia, se sumergen bajo un espeso líquido, se mueven trabajosamente como las cosas terrestres inmersas en el agua, tratando de agilizar sus acostumbrados movimientos.

Las distancias se distorcionan en su lentitud, como si la distancia fuera tiempo por igual, y aquella montaña ahora fuera esta montaña, y el horizonte se desdovlara y se disolviera dando la impresión de un mundo plano, que no se ha móvido un ápice desde su insólita creación.

Después las formas mismas se distorcionan dentro de la lentitud, tan pesada, tan insondable que cuesta creer que puedan moverse nuevamente, la inmovilidad siempre había sido su secreta naturaleza y la llevan plasmada sobre sus superficies, que nunca se mueven en realidad, prefieren la mutación al movimiento.

Me doy cuenta entonces que el color es movimiento, mientras miro las cosas van perdiendo sus matices regresando a sus tonos primitivos, que se aclaran hasta disiparse en su blancura original. Regresando a lo incolor que es su verdadera escencia porque inclusive la luz a dejado de mover, atrapada en los objetos estáticos, absorbida lentamente vuelve a reagruparse de su difractada naturaleza, regreso a la blancura de la forma.

Las cosas entonces atraviesan sus propias fronteras, las que las dividen entre sí, se acabaron las líneas divisorias, las márgenes, las costas y las orillas, se rompe le lína del horizonte, el cielo se devora a sus nubes, el sol engulle el azul del cielo, el suelo va estrellarse contra el cielo, inmolando sus montañas y cordilleras en la virginal cara del cielo, que no hace sino llorar blancura.

Abro los ojos ha pasado menos de un segundo...

Primero el cielo y la tierra se dividen, marcando su horizonte divisorio, las montañas vuelven a sus lugares, el azul del mar y el cielo no se confunde, luego las nubes reaparecen, el sol eructa los azules de su cielo.

Las cosas se pintan nuevamente, primero se tonifican apenas perceptibles, pero se oscurecen por inercia, regresan las fronteras, las líneas divisorias y de nuevo las cosas son las cosas.

Por último la mecánica vuelve, y lo que parecía increíble sucede, las cosas se mueven nuevamente, inclusive las piedras dan la impresión de haberse sacudido en un principio, estoy seguro que los cerros frente a mí se movieron un par de centímetros. Las aves recuperan su vuelo, yo recuperó mis párpados que se cierran y todo vuelve a comenzar.

sábado, 11 de abril de 2009

Elegía de la Bestia - Lamento Segundo: XIII

XIII

Los versos se prometen como espinas en mi piel,
Se arrancan, se dislocan, se llevan unos a otros,
Atraídos por el imán castaño de tus ojos de atardecer perdido
Y llevas en tus labios
En tu andar,
En tus altivos pasos, la premisa de una negativa no cantada,
Todo eso que alumbra y alienta a los valientes
A probar suerte en tu mirada.

Pues eres la más lejana meta que los dioses prometieron
El lugar donde va a tomar albas el cielo,
Donde el mar recarga sus lágrimas saladas,
Y todo lo que quiere volar toma alas de ti,
Aprende la luna la hipnosis de tus ojos
Y el relámpago siempre ha querido parecerse a tu sonrisa.
La furia del viento reclamando tu tacto
Donde miras nace la luz sobre la sombra,
Cada que caminas haces vibrar al mundo sobre mi espalda.

Eres el terremoto permanente que siento en tus distancias,
Distancias de mis manos a tu rostro
De mis labios a tus pechos
De mis piernas a la batalla no iniciada con las tuyas,
Eres la incitación constante de mis días soñando,
La razón de mis divagaciones,
En las que siempre abres los ojos y te vuelves mi cielo
Y cada palabra tuya es un color en mi distancia,
Una nueva forma que se diluye en mi horizonte.


Los versos se construyen con tus suspiros sin destinatario
En los garabatos aleatorios sobre tus mejillas,
Que me gusta creer escriben mi nombre,
Y estás inscrita sobre mi futuro
Tal la tormenta va penetrando el cielo,
Duermo todo el tiempo con tu tiempo sin sueño
El susurro distante de lo que nunca me dirás,
La barca que intenta alcanzar la orilla,
Tan lejana en el mar de tu evasión,
Nada entonces puede estar cerca
Y se diluyen mis luces en la oscuridad de ti,
De pensar en ti, y en tus recuerdos,
Porque ocupas todo mi tiempo, siempre impreciso
Siempre queriendo estar un segundo más lejos.

Lo versos son ideogramas de tus besos,
Simple imitación de tu caminar de cometa,
Dibujando tu estela sobre mis silencios,
Donde el único sonido es el eco de tu voz.
Y te disuelves en la nada de mi espera,
Donde a veces te espero, donde siempre faltas
Como huérfanos que buscan a su madre,
Alguna hoja caída que ha perdido el recuerdo
De la rama de donde cayó.

Los versos son recuerdos de esa rama
Que mi hoja perene tiene en la hojarasca
Me confundo en el follaje de tu pelo
Libre y desatado como oleaje de tormenta,
Y eres el sonido que aúlla en mis noches insomnes,
Todo lo que no tengo tiene tu forma,
Tus figuras siderales, inalcanzables como el horizonte.
Eres a ausencia de mi anhelo
Ese templo de carne que aún no he construido,
La nimiedad de toda cosa
Una catástrofe que se lleva en la garganta
Y sale en llanto, en forma de grito ahogado
Que se diluye en la espesura de tus noches,
De tus adioses permanentes.


Los versos son simples confesiones,
De todo lo que en ti tengo empeñado,
Cuentas claras de incautos corazones
Que uno a uno te he ido dedicando.
Atrapas la luz de mis días,
Con la voracidad delo horizonte,
Y todo rayo lleva tu firma
Todo viento tu nombre impreso,
Nada hay lejos de tu alcance
Y pareces entonces el centro de mi tierra,
El eje de mis rotaciones, la ruta de mis traslaciones.
Día a día me haces tuyo en tus huidas
Donde siempre me robas, todo eso que no tengo
Que anhelo encontrar entre tus piernas
Coronando tus pechos,
Y espero sea eso que entreabre tus labios
Dibujando mi silueta en la eternidad de tu rechazo.

domingo, 5 de abril de 2009

Los Dados Eternos

Debemos acabar con esto
¿A qué hemos jugado todo este tiempo?...
Tu una dama...
Yo un poeta...
Acerdándonos lentamente...
Bestias que se buscan...
Estrellas que se llaman...
A través de sus distancias...
¿Quién eras?
El poeta enamorado de la luna...
Las notas que guardaste en tu cajón
Pienso...
Y no cabes todas tus imágenes
Más insospechada que las tormentas en el mar
Dime
¿Qué barco tomaré de vuelta?¿Después de arrivar a tu puerto?
No hay luz sobre tu faro...
No te conozco...
No me conoces...
¿Por qué hacemos esto?
Gotas que se buscan en la lluvia
Queremos abrazarnos antes de caer
¿Dónde has dejado tanta luz que me prometes?
Tanta luminosidad que no tienes
Tantos relámpagos que no encuentran su trueno
No quiero despertar en medio del fuego
Saber que nunca fuiste tu la chispa...
Abrirle a tus ausencias
Dos brazos de ceniza
Las llaves de una casa
Que hemos dejado en ruinas...
¿Qué nos hemos estado susurrando?
Todo lo que esperabamos nos prometieran...
Cosas que no encontramos en el mundo
Letras extras del alfabeto que inventamos
Sobre el lenguaje que nunca tuvimos...
¿Quién soy?
¿Qué he hecho de mi mismo?
Perdido en las promesas
Que nadie nunca me hizo
Después de todo nunca fuiste más que esas promesas
De las que diariamente escribo
Princesa de las dunas
Donde me perdi mi sentido
Hay que decirnos la verdad
Encender todas las luces
Y dejar de ser desconocidos...

sábado, 4 de abril de 2009

Deus Ex Femme

Sentada frente a esa ventana pareciera que puedes desafiar al cielo, con todo el cabello al viento, con los ojos posados en algún sitio que mis ojos no alcanzan, las manos entretejiendo las nubes, y le susurras cosas al horizonte, cosas que escribe con una marea de colores púrpureos que cantan el anochecer.
Yo, mientras, del otro lado de la habitación, componiéndole canciones a tu ausencia, escribiéndole poemas a tus faltas, a mis carencias, a todos esos recuerdos que tengo de cuando hacemos el amor, porque el mundo a nuestro alrededor se disloca y se translucen las verdades escondidas de toda cosa; entre las grietas que abres con tus manos sobre mi pared, las mismas que dibujas con la sangre de mi espalda, he encontrado nuevos mundos que mi conciencia no imaginaba, porque te mueves sobre me con la furia del mar que todo lo desgasta, y vas a morir sobre mi como las olas a la orilla, arrojando un llanto que se hace espuma, y esculpe la silueta de sal que lleva tu nombre.
Porque más allá de tu nombre nada tiene sentido, como si las vocales se extinguieran en tus gritos, esos gritos guturales que golpean los rincones escondidos del espacio y rebotan generando suspiros de la eternidad. Y colocas las estrellas en su sitio cuando miras el cielo nocturno, cuando la luna sale entre tus pupilas antes de brillar mortecina sobre las mareas, que tienen el ritmo de tus caderas, que suben y bajan como su pechos, en frénetico avance, hacia ese sitio que abriste en mi espalda.
Sentada frente a esa ventana parece que le pones los colores a las cosas, tan intensos, tan brillantes que se matizan en la distancia como por inercia. Siento que tu mirada debe delimitar todas las formas o correría el riesgo de fundirme en la distancia y desfragmentarme en tu recuerdo.
Cuando hablas haces las tormentas, haces temblar la tierra y diriges a los ríos através de las heridas de la tierra. Cada paso que das llama al invierno y cada que te quedas parada nace el otoño entre las hojas, y le pones coreografía a su caída, dando vueltas en el aire, danzando a la par de los latidos de tu corazón. Una vez me contó el relámpago que siempre a querido imitar tu aroma, por eso rompe el aire, por eso hace gritar a las nubes, tratando de imitarte en una mímica luminosa que tienes cuando bailas.
Mujer eres la fragilidad de toda cosa, estás en cada pétalo que implota en su capullo, y se abre arrojando su perfume al viento, y tu aroma hace danzar a los insectos; te conviertes entonces en la alegría de las primaveras, que llena los lagos que tus suspiros cristalinos, los líquenes y musgos crecen a la par de tus cabellos, cada renacuajo que intenta cantar entona tu nombre, cada ave que zurca el cielo traza su silueta. Las cigarras imitan tus alaridos insomnes, hasta las serpientes en su deslizamiento toman tu forma como trazo.
Estoy seguro que sentada frente a esa ventana tienes más poder que las diosas del Olimpo, asignando a cada gota su lugar para caer, has enseñado a los gorriones el silbar de tus pensamientos, y los soles que nacen día a día la luz de tu atardecer.
- Mujer el mundo está amueblado por tus ojos -