martes, 29 de diciembre de 2009

EDIPO

Edipo

He sido exiliado de la tierra, Diosa,
Sólo me quedan las palabras…
¿Qué has de decir entonces?

No diré nada, me tragaré todo el lenguaje.
¿Qué le pides a la nada?

Que comparta su ausencia, y sus lágrimas.
¿Crees que llora el vacío?

Eso espero, si no…
¿de quién es el llanto que escucho?
Es tuyo.

Yo no puedo llorar más que palabras…
¿Por qué?

Me arranqué los ojos, Oh Diosa, estoy ciego.
¿Ciego?

Sí, ciego de tantas lágrimas…
Lloradas en palabras….
¿Por qué lloras?

Lloro por el enigma de la esfinge…
Lloro por el peso del destino…
¿Y por qué le hablas al silencio?

Para que nadie más me oiga…
¿Por qué escribes?

Para no contarles nada…
¿Qué quieres de mí?

Muerte.
Sólo tengo esperanza.

martes, 22 de diciembre de 2009

El Sueño

El Sueño

Estoy en una planicie inmensa,
Más vasta que el tiempo,
Más involuntaria que la muerte,
Donde cada roca es tan redonda
Como la perfección,
Expatriadas en el suelo, blanco como la ira de Dios,
¿Dios? ¿Qué es eso?
Miro un interminable horizonte
Que se teje entre las piedras,
Mortuorio, neblinoso,
Un horizonte independiente de las luces.

Hay un punto que es lejanía absoluta,
Que no es las piedras únicas y redondas de éste suelo,
Que no obedece a su humor, como el horizonte
Que no es un reflejo único de este inmenso testamento.
Un punto que se aproxima, ajeno a la velocidad
Únicamente la inercia de mi alrededor,
Quizás lo que rodea mis ojos únicamente,
Es lo que me permite ver su delicado movimiento.

Pasan cientos de siglos,
Eternidades enteras antes de poder distinguirlo,
Ya cayeron las épocas sobre mí
Y siento que esa forma tiene la edad del tiempo,
Es una figura familiar lo que desgarra el horizonte,
Y separa en dos piernas orgullosas
Y mueve ancestralmente los brazos,
Con la velocidad de las montañas…
Es un hombre lo que veo.

Después de deshebrar el infinito
Llega ese hombre frente a mí,
Con un rostro remoto, como la primera superficie,
Quizás emergido del mismo sitio que el tiempo,
Negro como estrella primitiva,
Un rostro ajeno al devenir,
Con la mirada más vasta que el universo,
Lleva puesto un traje nuevo.

Habla, es un eco de caverna milenaria su voz,
Abre su mano, quizás como las supernovas se han de abrir
Y en lugar de luz pone piedra
Redonda, pulcra y negra como el resto
Que conforman este suelo.
Estás piedras que ves fueron palabras
¿Qué construirás con ellas?

martes, 15 de diciembre de 2009

Cada


CADA



Cada palabra es una distancia,
Cada pájaro es una promesa de cielo,
Cada atardecer es un lamento
Cada amanecer un desencuentro.

Siempre me ha sido fácil disiparme,
Exiliado en el lenguaje, mi única posibilidad de reconocimiento
Primitivo origen de la duda.

Nunca podría ser un pájaro,
Lloro y pienso como hombre
Al que duelen sus alas ausentes.

No tengo ojos para mirar el atardecer,
La luz se traga mis pupilas,
Formas difusas es lo único que veo,
Después la oscuridad de la noche en la que me pierdo.

Al alba el mundo recupera sus formas,
La mía es siempre la última en delinearse,
Ajeno a mis extremidades,
Sitiado en mi cabeza,
El pensamiento, como un órgano vestigial
De cuando fui hombre.

martes, 8 de diciembre de 2009

A Las Afueras de mis Sábanas

A las afueras de las sábanas.

No te desnudes ahora,
Ni nunca,
Ni siempre,
No dejes que te toquen
Las luces asombradas de mis ojos,
Que mis pupilas,
Contengan la gracia perfecta de tu vientre,
El círculo concéntrico de tus senos,
No te desnudes,
No te hagas evidente,
Que no haya sentido,
Más allá de tus incidencias,
No seas provocación,
Ni deseo, ni belleza, ni encuentro inminente,
No calcines tu misterio
Con la exhibición patente,
No me dejes con el dulce horro de tu forma,
De tu aroma,
No pierdas la mesura de tu enigma,
De tu identidad vestida,
No ataviada de ropa.

No te desnudes ahora,
Ni nunca, ni luego,
No yazcas en mi lecho,
Que es sólo cama de la duda,
No corrompas el asombro
Que conocí en tus labios
Construyendo un altar sobre tu sexo,
No dejes esa bestia,
Libre contra mí,
Indefenso ante la gracia de tu cuerpo,
De la posibilidad de tu silueta descubierta,
No te desnudes,
No te arranques el obstáculo,
No abras la frontera de tu piel…

¿Qué haré si te desnudas?
Si ahora, entre tú y yo,
Y la cama, el enigma y las palabras
No hay sino la imposibilidad de la posesión,
Cualquier penetración, cualquier discurso
Sería traición
¿Qué haré si te desnudas?
Asombrarme ante tu belleza,
Ya jamás oculta, ya jamás incruenta,
Y ya no haría nada,
En ese estado de perpleja permanencia,
Donde no podría rosarte, ni pensarte
Ni encontrarte, ni tocarte…

No te desnudes ahora,
Ten piedad de mi terror.