martes, 29 de diciembre de 2009

EDIPO

Edipo

He sido exiliado de la tierra, Diosa,
Sólo me quedan las palabras…
¿Qué has de decir entonces?

No diré nada, me tragaré todo el lenguaje.
¿Qué le pides a la nada?

Que comparta su ausencia, y sus lágrimas.
¿Crees que llora el vacío?

Eso espero, si no…
¿de quién es el llanto que escucho?
Es tuyo.

Yo no puedo llorar más que palabras…
¿Por qué?

Me arranqué los ojos, Oh Diosa, estoy ciego.
¿Ciego?

Sí, ciego de tantas lágrimas…
Lloradas en palabras….
¿Por qué lloras?

Lloro por el enigma de la esfinge…
Lloro por el peso del destino…
¿Y por qué le hablas al silencio?

Para que nadie más me oiga…
¿Por qué escribes?

Para no contarles nada…
¿Qué quieres de mí?

Muerte.
Sólo tengo esperanza.

1 comentario:

Reptante dijo...

Interesantísimo este diálogo colgado en las últimas notas tocadas por el año pasado. Qué pasa cuando uno pide muerte y sólo le dan esperanza. Y cuando uno pide silencio y sólo le dan diálogo. Esto de pronto me recuerda a mi relación con Nuria, parecemos dos extraños hablando distintos lenguajes. Pero bueno, x la comparación. Esto va más allá, pues si Edipo quedó desterrado fue por culpa de un destino trazado como por un cabronzuelo descendiente del diablo. Y a veces sólo queda reírse de que derecha en este mundo significa izquierda y apenas vas comenzando a tomar camino, se va la luz y te mea un perro encima. A veces, lo mejor es desconectarse, pues el cielo, dicen algunos, es para todos aquellos que son felices sin saber qué puta broma macabra les tiene preparado el destino. Pinches griegos trágicos, porqué tenían que ser tan clavados. Porqué tenían que heredarnos todos sus traumas.