martes, 26 de enero de 2010

SEMANA DE JOSÉ GOROSTIZA


La primera vez que lees un poeta mayor tienes la sensación de estar envuelto dentro de una atmósfera inédita, envuelto por toda esa parafernalia de paroxismos en la que te revuelcas dulcemente llevado por la impresión, de vez en vez podrás descubrir el asombro.
Eso es algo parecido a leer a José Gorostiza, poeta Tabasqueño nacido a principios del siglo pasado, ahi por 1901, en Villahermosa, y verdaderamente uno de los más interpretados (por su evasiva comitiva de imágenes). Supe de él cuando contaba yo con escasos 17 años (ya hace unos 3 años) Cuando me llamó la atención un librito que anunciaba solemnemente MUERTE SIN FIN. Nietszcheano medio obsesionado sentí los rugidos del león hablarme a través de esa tapa que tenía sencillamente una imagen ensombrecida de un vaso de agua, un sencillo vaso de agua para tan tremendo título. La primera línea sencillamente me golpeo de lleno en la cara, como si me hubiera arrojado el agua del vaso, "lleno de mí, ahíto, sitiado en mi epidermis por un Dios inacible que me ahoga" la sonoridad de esa frase, su anunciamiento tremendo aún hace ecos en mi mente con la intuición de que jamás podré componer dentro de una sencilla frase la desesperación de ser hombre, que tendré que vivirla a partir de esa frase. Imprensión que sólo me habían dejado Pavesse y Pessoa hasta ese momento. Sublime dicción de aquel que se sabe aplastado por su propio Dios. Quiero dedicarle esta semana a este magnífico libro MUERTE SIN FIN que lo dividiré arbitrariamente puesto que es un extenso poema, pero trataré de repartirlo en los 7 días en los que el Dios inacible creó el mundo.

3 comentarios:

Reptante dijo...

Interesante es la forma en que fotografías el momento en que el señor Gorostiza se presentó a tu vida, vía su poema Muerte sin fin. Y es que sí, hombres de estática cinética interna que somos, al llegar a determinados escritos... Pfff... pasa que el mundo se detiene y la forma de interpretar el lenguaje cambia. Trataré de redescubrir a este hombre por tercera vez. No sé, siempre que le quiero entrar no me llena como debería. Será que me gustan cosas más vanales.

Poeta Nómada dijo...

Admito que el título de "muerte sin fin" es bastante avasallador, pero no olvidemos que no hay nada más vanal que la condición humana, la condición de sentirse encerrado en el mundo, engullido por la realidad que a la vez es nuestra única posibilidad de ser. No hay nada más vanal que ser hombre

Poeta Nómada dijo...

Admito que el título de "muerte sin fin" es bastante avasallador, pero no olvidemos que no hay nada más vanal que la condición humana, la condición de sentirse encerrado en el mundo, engullido por la realidad que a la vez es nuestra única posibilidad de ser. No hay nada más vanal que ser hombre