martes, 14 de julio de 2009

El ombligo de la Luna


Despierta la noche y hace ruido,

Ruido de luciérnagas tardías,

Ruido de lluvia invisible bajo el manto,

Ruido absorto de la noche.


Las estatuas abren sus párpados de piedra

Pesados como el juicio de los astros

Miran el impreso firmamento

Mueven sus dedos sus miembros monolíticos.


Y baja la suavae luz de la luna

En haz de canto de los grillos

Baña las estatuas de platina epifanía

Esa luz insomne, azul de queroseno.


Bailan las estatuas con los astros

En su caminar tejiendo constelaciones

Esta noche abren sus brazos tragándose las nubes

Dejando el cielo limpio color de luna.


Las ciudades se apartan

Unas contra otras se tragan en su sueño,

Se atiborran las torres, lo túneles colapsan

Y los puentes se elevan hasta el cielo.


E ruido de la noche es la tormenta

Y su relámpago su grito de protesta

Las estatuas rasgaron las nubes

Y ahora cae la lluvia sobre ellas.


Los muros retroceden

Los ríos se apartan en murmullos

Sobre el asfalto de dibujan

Todos los rostros de la luna.


Hay versos escondidos en el cielo

Tallados en la noche hace mucho tiempo

Ancestrales palabras que reviven las estatuas

Apartan las ciudades

Y arrojan las polillas hacia el fuego.


La noche es solo ruidos insistentes

Zumbidos de las alas transparentes

Parpadear de las inmóviles pestañas

Cantar de la lluvia sobre el suelo.


Desgarra el alba la epidermis de la noche

Esculpe a las estatuas en su sitio

La lluvia muere en el rocío

Y sólo queda la silueta moribunda de la luna.




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