miércoles, 14 de enero de 2009

Tonigh I'll Play A Beautiful Melody For You My Friend... I Call It Nightmare

A Esmeralda...

Entonces sólo haces ruido, es lo que querías que admitiera tras esas largas 2 horas que transcurrieron del centro a mi casa, de mi casa al coche, del coche através del campo de los sueños irreales hasta el portón donde te deje, donde siempre te dejo, te vas y huyes y dices que estás muy ocupada y siempre hago ruido, lo único para lo que he servido siempre, gritar bien fuerte, bien alto, cada vez mejor, hoy soy un demonio que llora por lo incierto, mañana un poeta perdido en el ácaro de un verso, quizás pasado mañana te vuelva a llamar y comencemos esto de nuevo.
Pero en ese ese momentolo admití, ya no corría por mi venas ni vibraba en mis oídos y lo admití, no tiene nada de malo, había perdido mis metas, toda esa sinceridad como cuando descubrí en la luna en mi cabeza, siempre pensando, siempre gritando, bien alto. Tu al igual que yo, siempre buscando y preguntandote porqué, y maldita sea porque no lo entendí yo antes que tú y puede yo responderte, no hay por qué, nunca hubo un porqué...
Uno sube al escenario con un repertorio que trabajo duramente en un cuarto escueto, lleno de interferencias, de viciaciones, de vibraciones, humores, chistes de mala gana, sonidos irritantes, personas que fingen comprenderse durante unos breves instantes, y luego tal vez, si estamos de suerte, sucede, la música. Y así subes al escenario, con esa música que proviene de ningún lugar, no estamos jugando a ser Mozart, ni Chopin, quizás un poco de Stravinsky, algo más de Tchakovsky, pero nada más, ambiente, es lo único que esperan... Y en ti nunca entró, que cuando alguien se para en un escenario, y hay una decena de sujetos mirando, los girones de humo chocando contro el techo, se oye uno que otro sorbo, hay un silencio indescriptible entonces, una expectativa, ese es realmente el motivo si tuviera que haber uno, esos segundos donde las miradas se posan en ti, y hay que admitirlo, y gritarlo fuerte, bien alto, que a eso nos subimos, a ser observados, quizás porque nunca nos voltearon a ver y nos hizo falta, quizás porque no queremos que nos vean de ninguna otra manera o quizás otros como yo, porque sencillamente queremos ver arder el mundo, y la gente no lo entiende y tu tampoco lo entiendes, no lo entiendo yo completamente para serte sincero, no escogí este ruidoso genero que hace tanto ruido como yo, por casualidad, por capricho, es sencillamente el soundtrack de mi vida, algo caótico, quizás, innecesariamente ruidoso, pero cuando oyes el estruendo de los camiones golpeando el asfalto, cuando oyes el chirriar de los motors, de los claxones, de los martilleos, ajetreos, voces que se confunde y si bifurcan interminablemente... entonces lo entiendes, y no es que debas caminar por la calle con los apéndices al oido fingiendo que eres un individuo-muralla, ensimismado, poniéndo tu personalidad frente a otras personas, quizás uno de esos patéticos rebeledes, no, entonces entiendes que llevas la música por dentro, y que se hacen innecesarios los audífonos, los discos compactos, los malditos aparatos que empequeñecen la música en formatos más diminutos y prácticos, ANARQUÍA DEL VINILO, y lo oyes, el primer riff, lento como un latido de tu corazón, luego el estruendo de algún coche que frena de repente, pack, la tarola acaba de golpear, y a tu alrededor todo se transforma en esa música que hace mucho ruido... PRICISAMENTE, ruido, y en buena hora!, ruido del que transforma y moldea nuestros oídos, ruido caótico, sin sentido, sin dirección ni propósito, naciendo de sí mismo, de su caos nato, girando en un interminable espiral y piensas en la estructura del shuffle y empeizas.. rooooolll babyyyyy rooollll, y luego insatisfecho le agregas y pones ruidos, no notas, no armonias, y toda esa cuadratura de los siglos pasados, ruido, que es lo único que hay en nuestor mundo, ya no quedan las gráciles golondrinas acariciando el cielo con las que Debussy soñaba, y la luna y su sonata tapadas por algún espectacular, que si la música es proyección sonora del alma, que sepan que mi alma grita, y se desgarra y se rompe en solos inecesariamente rápidos, confusos, y que ahulló como el lobo ambriento de la estepa, y que mi corazón golpea más rápido que los pedales de aquella canción que dice que lloverá sangre, que yo tengo un paso igual de firme que los slappings de un bajo y que no... no me cansó nunca de hacer ruido...
Por eso ahora puedes tu preguntas, pero sobre todo puedo yo resporderte, sí, sólo hago ruido, pero cuando volteo y el ruido termina, y los amplificadores emiten su eco atrofiado y distorsionado, cuando la bateria solo resuena en el snare cansado de su tarola y en la faz de sus platillos y veo a esas cuatro personas que me ayudaron a hacer ruido, que imitaron la progresión maniatica, histérica e innecesariamente violenta de mi alma, de mi vida, de todo lo que me rodea, entonces lo entiendo, lo entiendes y si lo entienden los demás es ganancia...
La siguiente canción se llama Elegy Of The Beast y va dedicado a un mundo que aúlla y hace ruidos como una bestia moribunda y furiosa...

domingo, 11 de enero de 2009

Unsuccesfully Copying With The Natural Beauty Of Infidelity


I'm not going to lie you this time, the sky is just floating somehow upon us, that black bird is drawing the horizon like a thin string that spreads into pointless darkness. Moon has rise already, and you're looking great in your porcelain doll dress, white and black, as your plain way of spend our nights.
Spirits disappear in the shapes of unspeakable bodies, touch that not remember, I have no memories right now, but I feel them within, under my skin, slithering like symbols, drawing a whole new lenguage under my skin, reinventing my skin, this epidermis, this limits of myself that no one before have franquet so efficiently, I feel like the feather of a wounded bird falling during midnight, like the vail of the ship that slenders the ocean face during the sunset... Here I am, in all the ways I can be, touching, sleeping, walking in the static, breathing so close to your face, so far for our promises. And I see no clarity, no end for this rainy cloud upon us, by now you should start realizing, we never meant to be together, who in this our are meant to be together, humans relationships, are just appereals of the need, of the desperation caused by solitud, you may try to bid this farewell, we never get close enough, never close enough, tomorrow when you wake up, you may cry, you may cry the whole night if you let so, but something if building right inside my veins, boling, exploding, expanding, tearing me from inside... I cannot longer recognize myself in the mirror, my whole body was demolish, until now I was like a living statue bleeding salt, crying eternally and internally as the ocean, but now I more like it's rage, spilling withing myself, melting with my inners, with my insides, all my personalities had and agreement, now I feel so much less human...
Sex is not the deal right here, nor about penetrating bodies, collapsing in each other, trembling like the thunder strucking the sky, not that simple, nor animalistic, more like the howl of the hungry wolf, the sound, the echoe spreading in the vastisy, you may nor understand, It is not meant to be understood, even now I can't put it a name, love itself, Eros epyphany, i'm lacking poetic arguments here, even moralistic or phylosophical ones, nothing in the human knowledge of intimacy could explain me this, the skin talking itself, maybe if you touchme you'll understand it better, listen not to my voice tonight, close your eyes, there's nothing that can be seen, only felt, a caress will do the speech, the whole explanation, this theorical situation in which we can be close like flames, melting in the air, sparks, I don't know, I didn't believe it in first, but now, here are you, I called you, not by the phone, there's not a wire that can transform into electricity what is electricity itself. Now you get it? Closing bodies, not, melting entities, traspassing all physicall frontiers to become, not one, just to become, to comunion with the whole, in the edge of the nothing, in desperation, creation and destruction, marriage of the rains, of the mountains, of the rivers of the seas... let's take us as lover's leap into the sea of enlightment...

miércoles, 7 de enero de 2009

A Manera de Conclusión

Con los argumentos anteriores no se trata de atenuar la culpabilidad ni las acciones de aquellos que cometen el acto atroz de acabar con la vida de un individuo, la argumentación cuestiona la efectividad de la pena de muerte como se promociona en México como solución a la problemática de inseguridad. Ya que el principal argumento es la disuasión de los individuos a través del miedo, y en gran parte “una venganza pública” de una sociedad temerosa y alarmada, que deja gran parte de su responsabilidad al gobierno. Sabemos entonces que para que haya tan atmósfera de miedo e histeria en una sociedad se debe a un problema “incontrolable” de delincuencia, que afecta en muchos sentidos el orden social, pero si se individualizan las culpas, no se llega a ninguna parte, pues los individuos son resultados de su entorno, no se les puede disuadir de actuar de determinada manera y también es obvio que al elegir una vida criminal no temen a las consecuencias de sus acciones, pues están plenamente conscientes de lo que hacen, pensar que agravar las penas disminuirá los crímenes que se comenten es un razonamiento erróneo y barbárico, pero más allá de eso, un pensamiento irresponsable. Pues en la mayoría de los casos aquellos que eligen una vida criminal, se ven obligados a ello por razones económicas, debido a las grandes diferencias sociales, esto puede traducirse en que la sociedad mexicana, excluye y margina a grandes sectores de la sociedad, hay gran cantidad de gente sin empleo, sin futuro de la que ni el gobierno, ni la sociedad, ni las instituciones se responsabilizan pues “ellos tuvieron la culpa por dejar la escuela”, cuando la educación que reciben es limitada, y normalmente las características sociales los impulsan a que su única opción sean trabajos indignos o que prácticamente los esclavizan. Si a todo esto agregamos que estos bloques marginados de la sociedad ven una salida fácil en el crimen, el resultado es obvio y lo estamos viviendo, un bloque de la sociedad viviendo en contra de un estado y de una sociedad que no se preocupa por ellos, y una sociedad y un estado que desea eliminarlos, más allá de atacar el problema, más allá de pensar que los verdaderos asesinos son ellos mismos.
En un escenario tan hostil, donde la justicia es dudosa, en un país donde los ciudadanos sabemos y sufrimos la corrupción diariamente, ¿realmente le vamos a dar poder al estado de matar a los “que lo merecen”? Cuando hay gente en la cárcel por robar comida para su familia, por no tener los recursos para pagar un fianza y los verdaderos criminales ocupan puestos políticos o tienen protección policiaca ¿Nos creemos el cuento chino de que aprobando la pena de muerte algo va cambiar? Realmente sólo estaríamos mandando inocentes y pobres a la horca, en nombre de la sociedad mexicana, y todos sin excepción nos convertiremos en cómplices y verdugos.

Disuasión Y Sentido De Humanidad

Hemos visto que la pena de muerte es una contradicción con nuestro sistema de valores y la supuesta característica irrenunciable e inalienable de nuestros derechos. Sin embargo y como se puede ver con más profundidad en el libro de Michelle Focault, Vigilar Y Castigar, todo el sistema penitenciaria obedece a una deshumanización, a la vez que todo acto criminal obedece a una deshumanización.
La fórmula es entonces simple, a los inhumanos, tratarlos inhumanamente. Si matas, pierdes todo derecho de vivir.
Antes de irnos a lo Inhumano, primero tenemos que ver lo que nuestras sociedades modernas consideran humano, puesto que deciden matar y recluir todo lo que no cabe en esa etiqueta. Humano, en el amplio y cuestionable sentido se ha tratado de establecer de la siguiente manera: Ser Racional (los niños no son humanos), Con las características biológicas determinadas de la especie del Homo Sapiens (de nuevo, los mutantes no son humanos), que se agrupan en sociedades, (ni los ermitaños y los vagabundos), que tienden a las expresiones artísticas y a las manifestaciones de personalidad. Dejemos lo del alma aparte porque es una idea teológica muy delicada. Eso es ser humano, ser racional, biológicamente completo, social, tender a expresarse y manifestar personalidad, es decir conciencia. De ahí se desprende todo un conjunto de convenciones más complejo aún, ¿qué se define por racional? Porque sabemos que hay locos bastante lúcidos, y actualmente se ha demostrado que el vínculo entre genialidad y locura es casi simbiótico, es decir los genios tienen una meta-razón, por lo cual deberíamos encerrarlos como a los locos. Y si vamos a racional, el concepto igualmente es muy complejo, porque hasta Voltaire lo ha enunciado: somos seres idiotas con tendencias racionales.
Muchos de los filósofos y sociólogos del siglo XXI han desertado de esta idea del ser racional, es decir una pérdida del hommo sapiens, transfigurándose en hommo videns, hommo ludens[1], etc. En la época del mass media y el posmodernismo, inclusive el sentido de humanidad se encuentra en un complejo vacío, en una carencia, entonces ¿cómo juzgamos a alguien humano siquiera? No hablar de inhumano entonces, todo a nuestro alrededor apunto a nuestra creciente “deshumanización”. Sin embargo castigamos con la muerte a los “inhumanos”.
No nos engañemos, la pena de muerte, es la salida de una sociedad perezosa, una sociedad que apunta el dedo acusador cada vez más lejos, sin darse cuenta las razones tan complejas que puede implicar matar a alguien.
Sin embargo no es el argumento de inhumano lo que en el caso de México se está patrocinando, es el argumento de “seguridad” de “protección” de “penas justas”. Los cuestionamientos entonces son infinitamente amplios como las interpretaciones de los anteriores conceptos.
En una entrevista[2] el líder del Partido Verde Ecologista, (sin mencionar nombres) principal promotor (irónicamente) de la pena de muerte, señaló que: “era necesaria la aplicación de la pena de muerte debido a que se estaba enfrentando un régimen criminal sin precedentes y que para poder dar total efectividad de la “lucha contra el crimen organizado” se debían agravar las penas establecidas.” Si bien no fueron sus exactas palabras se puede interpretar de esa manera.
A partir de este argumento que comparten muchos de los promotores de esta nueva ley, iniciaré un nuevo análisis.
La propuesta de Ley enuncia: “Pena de Muerta para Asesinos y Secuestradores, por una Sociedad Más Segura”.
Es decir, se asume que la pena de muerte será una solución eficaz contra el claro aumento de los crímenes mortales en México. ¿Por qué? La Pena de Muerte no tiene como único objetivo eliminar al sujeto “incorregible”, como ya hemos visto antes esto está lejos de ser cierto, la pena de muerte surge como aparato de disuasión criminal. Poniéndolo en el lenguaje popular “para que se la piensen 2 veces antes de cometer un crimen de este calibre”.
He ahí un profundo error, pensar que se puede disuadir a alguien de matar, si bien entendemos que aquel que mata pierde su característica de humanidad ¿cómo se puede disuadirá a un inhumano de no matar?
Además ¿cuáles son las razones por las que alguien mata? ¿Se pueden disuadir con la pena de muerte?
Vamos a entrar en el tema. Las tres razones por las que alguien mata son: órdenes militares (y están justificadas, en tiempos de guerra además el ejército tiene su propio sistema penal), por pasión, por compulsión y por negocio. Veámoslas una por una.
En el caso de las razones militares, normalmente se justifica por el medio de que los militares están cumpliendo órdenes, no se responsabiliza al asesino directamente, sino en dado caso a quien dio la orden, y usualmente responden a determinados protocolos, es decir, cuando se encuentra en un estado de “desacuartelamiento” que sólo el presidente de la república como comandante supremo de las tropas puede ordenar. En caso de que salga de este régimen, el individuo responsable responderá ante una “Ley Marcial”, porque los militares tienen derechos y obligaciones diferentes a la de los civiles normales, y se les faculta “matar en cumplimiento del deber”, lo que usualmente se llama “licencia para matar” ya que se entiende que fueron entrenados y obedecen a una orden premeditada para el beneficio y la protección social, entonces ellos matan “para hacer el bien, para protegernos”, por lo tanto no pueden ser considerados asesinos, pues están cumpliendo con un deber constitucional.
El siguiente caso es un crimen pasional, o un asesinato pasional. En este caso no se puede disuadir a alguien que actúa por pasión, dado que la pasión es un momento de euforia sentimental donde se pierde toda capacidad de razón, es decir no es plenamente consciente de lo que se está haciendo, eso no desliga claro al sujeto de la responsabilidad, pero hay que recordar que la gravedad de un crimen se toma en cuenta según, el dolo, la premeditación, la culpabilidad y el ajuste con alguna ley. Una persona que mata por pasión, no premedita en la mayoría de los casos su acto, ni posee un dolo (es decir una intención). Por ejemplo, una persona que en un momento de ira empujó a otro individuo por las escaleras y este murió, no se puede considerar un asesino. Aunque legalmente es más complejo pues no se puede probar que no lo haya premeditado, o planeado. Pero en una reforma de ley, él sería considerado asesino y pagaría su culpa con la muerte. En general no puedes disuadir de no matar a alguien que actúa por pasión, fuera de su racionalidad, pues no mide las consecuencias de sus actos.
En el caso de asesinos pasionales está aquellos que matan por un rencor que los lleva a la ira, como es el caso de los adolescentes que matan a sus compañeros o a sus padres, los extremistas religiosos que hayan su justificación en un poder superior. Todos ellos se encuentra sosegados por un sentimiento que los sobrepasa, del que si bien son conscientes que lo que hacen está mal, no pueden ser disuadidos por medio del miedo, pues están convencidos de que hay justicia o razones tras lo que hacen.
El tercer caso, aquellos que matan por compulsión. ¿Qué es una compulsión? Es un acto incontrolable que proviene del inconsciente de una persona, un compulsivo es incapaz de responder por sus actos y en la mayoría de los casos los asesinos compulsivos quieren en su estado consciente que se les detenga. Un asesino compulsivo, es decir desequilibrado mentalmente, no puede legalmente responder por sus actos, no hay dolo, a pesar de que haya premeditación, alevosía y ventaja. No se puede entonces disuadir a un psicópata de que no mate. Ejemplo claro de esto son los asesinos seriales como Ted Bundy, Albert Fish, Charles Manson, Ed Gain y John W. Gayce, quienes al momento de estar ante la corte no mostraban el menor arrepentimiento por sus crímenes y los confesaban abiertamente, pues en la psicología de un psicópata, (alguien que mata por compulsión), no hay nada de malo en acabar con la vida de alguien más, pues se siente un placer al hacerlo. Reitero, la compulsión no se puede disuadir.
Finalmente están aquellos que matan por negocio, en este ámbito entran nuestros temidos y perseguidos narcotraficantes y secuestradores. Cometemos un error principal el juzgarlos o al tratar de disuadirlos por medio del miedo. Estas personas no se encuentran en un estado alterado de conciencia, ni sienten una compulsión por matar, y si obedecen muchas veces órdenes, pero he aquí el problema, son plenamente conscientes de lo que hacen, y cómo lo hacen, para ellos las vidas humanas, no son más que mercancías intercambiables, o simples “recursos”, no hay el mayor inconveniente en deshacerse de alguien, pues todo es parte de un negocio, responde a un interés económico tan fuerte que los lleva a actuar de esta manera. No se les puede disuadir, no temen a la justicia y eso es obvio y castigando con la muerte a los que se logre atrapar, no se va lograr disuadir a los demás, pues todo obedece a relaciones económicas en las cuales la ley no tiene ningún sentido.
A los únicos que un sistema de Disuasión, puede realmente disuadir de no matar, es a los ciudadanos normales, que temen y velan por su integridad física, que no ven beneficios en la muerte de otras personas, y que son capaces de controlarse a sí mismos, es decir, a lo que no se necesita disuadir.
Entonces cuando se habla de una Pena De Muerte en pro de la seguridad social, realmente se habla de un sin sentido, la Seguridad Social y la Pena de Muerte no están relacionadas de ninguna manera, de los 8 países más inseguros del mundo que son en orden: Colombia, Brasil, Tailandia, Indonesia, México, República Centro Africana, El Congo y Los Estados Unidos, este último con el índice más alto de asesinatos por año, 5 aprueban la pena de muerte, siendo excepciones Colombia, Brasil y México. Y en los países restantes se ha demostrado la ineficacia de la pena de muerte como método de disuasión de los crímenes mortales. Los ocho países manejan problemas similares de Narcotráfico, existencia de armas ilegales (a Excepción de Estados Unidos que tiene legalizadas casi todas las armas para el uso común), secuestros y un ambiente urbano hostil en las grandes metrópolis.
Vamos con el caso de los 8 países más seguros: Suiza, Finlandia, Inglaterra, Grecia, Japón, Australia, Alemania y Canadá. Ninguno de esos países aprueba la pena de muerte, su índice de asesinatos por año es de menos de 100, y estos 100 en la mayoría responden a asesinatos de índole doméstica, es decir, accidentales o pasionales. Las características es que son países política y económicamente estables, con bajos índices de analfabetismo, con las drogas legalizadas (excepto, Australia, Inglaterra y Algunos Estados Canadienses), y un control muy riguroso de la posesión de armas.
Vemos pues que la existencia de asesinatos y un descontrol se deben a características que van más allá de los individuos que en él último de los casos empuñan el cuchillo o jalan del gatillo, y responde a toda una atmósfera hostil tanto política, como económica. Podemos decir entonces que la sociedad genera a estos mismos criminales, y la sociedad misma trata de eliminarlos sin embargo el problema no se haya en ellos mismos, ni en la levedad o dureza de los castigos, sino en el total social, en la serie de factores que impulsan a los individuos a matar conscientemente, especificándonos en asesino y secuestradores.
[1][1] SARTORI, Giovanni. Homo Videns: La Sociedad Teledirigida. Ed. Punto de Lectura, 4ª Edición México.
[2] Entrevista Publicada en el Diario La Jornada, el Día Martes 12 de Febrero del 2008.

Pena de Muerte y Su Justificación Histórica

Si nos remontamos a la historia humana es bien cierto que la pena de muerte parece una característica de todo sistema de control estatal que haya existido, desde los regímenes imperiales, monárquicos y oligárquicos, pasando a los socialismos, especialmente los fascismos e inclusive algunas democracias republicanas modernas; debemos admitir que desde la primera civilización se ha entendido que hay comportamientos de los individuos que merecen la privación de la vida.
También es cierto que hasta bien entrado el siglo XVII todavía se creía que los gobernantes poseían una especie de “derecho divino” lo cual justificaba en ese entonces que pudieran coartar el más esencial de los derechos humanos, sin el cual es obvio que ninguno de los otros derechos tiene sentido.
Si el argumento enuncia que la historia de la humanidad justifica la eficacia de la pena de muerte, sería bueno rememorarles a quienes sostienen dicha justificación que en la historia de la humanidad también se han cometidos genocidios sin sentido justificados en un control estatal. Es decir, si alguien se asume, llámese sistema de gobierno, o gobernante único, con la capacidad de establecer parámetros por los cuales ésta o aquella persona amerita (en un sentido irónico de la palabra) la pena de muerte, es decir que el gobierno se vuelve más un dictamen dogmático de control sobre todas las cosas, y controlar por medio del miedo ha demostrado sin duda algún su efectividad.
El politólogo Italiana Maquiavelo lo justificaba con la célebre cita: el fin justifica los medios. Podríamos establecer entonces el siguiente sistema de razonamiento: el fin es el establecimiento de una sociedad obediente más que pacífica, el medio son los sistemas de represión por medio de una justificación constitucional, entonces un gobierno estaría autorizado en teoría a decidir libremente el destino de sus gobernados. Esto choca a su vez con lo que se entiende por Democracia, entonces el pueblo mismo sería quien justificaría y apoyaría la represión de la que es victimizado.
Bien sabemos sin embargo que no hay tal cosa como un “gobierno del pueblo” y que las élites ya sea económicas, ya sea intelectuales, ya sea militares, oprimen los botones del poder, y el pueblo, el resto, los gobernados lo permiten bajo la garantía de “seguridad”.
Debemos remitirnos entonces a las garantías del Estado, ideología que tiene arraigada su historia en los ideales de la revolución francesa. Seguridad Social, Territorio, Trabajo, Educación y Protección, son los estándares sobre los cuales el estado se justifica a si mismo. Nuestra problemática radica en el apartada de “Seguridad Social”, donde la policía y todo el sistema penal y penitenciario hayan su significado. Es decir, el estado debe garantizarnos protección, en este caso de nosotros mismos, pero no como individuos, sino como sociedad, es decir, hacer lo que sea necesario para mantener a la sociedad estable y pacífica, es por eso que quienes cometen un crimen que “atenta contra la sociedad” deben ser de acuerdo a los estatutos de la mayoría de los estados, puestos en custodia, y el estado debe procesarlos.
Hasta este punto el estado tiene determinado poder sobre decidir, qué parámetros debe seguir un individuo para participar armoniosamente con la sociedad, en leyes simples, que siguen códigos simples: No matar, no robar, no chantajear etc. Sin embargo una vez que el individuo rompe con estas leyes, en el estado Mexicano específicamente, el individuo es revocado de sus derechos. Renuncia a ellos involuntariamente.
Profunda contradicción, porque los derechos humanos se declaran como irrenunciables e inalienables. Es decir, no voluntariamente ni obligatoriamente se puede carecer de ellos. Discutir la privación de la libertad abarcaría un problemática que no nos corresponde, pero la privación de la vida es el tema central.
Volviendo a la historicidad de la pena de muerte, no es más que un argumento para persuadir de la “venganza pública”, es decir, que recaiga un castigo severo sobre determinado individuo, sin embargo esto señalaría que los castigos establecidos no son suficientes o son defectuosos, y más profundamente aún que son Castigos, Penitencias, cuando se supone que las Cárceles y Reclusorios son “centros de reintegración y readaptación”. Es decir que se mantiene apartado a un individuo para que se “arrepienta y reflexione, pague su culpa” y posteriormente se reintegre. Entonces constitucionalmente es una grave contradicción “castigar a alguien con la muerte” cuando no se supone que el sistema penal se una “venganza pública” sino un regeneración o aislamiento por haber infringido una ley.
Otro argumento en contra sería decir que antes de la Ilustración francesa y la revolución del pensamiento que trajo el siglo XVII, las palabras “humanidad”, “hombre”, “igualdad”, “derecho”, empezaron a surgir a través de los revolucionarios trabajos de Montesquie y de Rosseau. Eso equivaldría a decir que si bien la historia de la humanidad justifica la existencia de la pena capital, esa misma humanidad estaba sumida en una especie de “desintegración de sí misma” donde los individuos no eran iguales y por lo tanto no poseían los mismos derechos. Hablar de que nos encontramos en un mundo “moderno”, que los posmodernistas como Lyotard y Lipovetski cuestionarían agriamente, significa aceptar el hecho de que todos los hombres somos iguales, y bajo está enunciación que tenemos los mismos derechos, independientemente del rumbo que hemos dado a nuestras vidas, por el hecho de tener una naturaleza humana, de haber como quien dice, nacido humano, se tiene ese derecho que se debe considerar indeleble.
Porque en el momento en que un concepto tan básico como el derecho a la vida se tambalea, entonces empiezan a ser permisibles todas las demás atrocidades de las que el ser humano es capaz, como la tortura, la esclavitud y la guerra.

Pena de Muerte Sociedad Asesina

Antes de entrar en el tema es necesario aclarar que vamos a entender por pena de muerte, una primera definición nos arrojaría lo siguiente: "Sanción penal que ordena la privación de la vida al delincuente. Ejecución que tiene muchas variantes, pero en común deben matar a quien se aplique".[1]
Según el especialista del derecho internacional Ignacio Villalobos, la pena de muerte puede definirse más agriamente como: "la privación de la vida o supresión radical de los delincuentes que se considera que son incorregibles y altamente peligrosos", de esta definición podríamos decir que la pena de muerte es la eliminación definitiva de los delincuentes que han demostrado ser incorregibles y por lo tanto un grave peligro para la sociedad.
Es decir en cualquiera de los ángulos que se vea, la pena de muerte puede denominarse como el medio por el cual una sociedad se “deshace” de los elementos que considera dañinos, es decir, que el sistema penitenciario en dichos países es una completa farsa, pues al haber sujetos que son incorregibles y por lo tanto acreedores de una deuda que implica que una sociedad desee eliminarlos, no hay tal cosa como “reintegración o corrección del comportamiento”. Podemos ampliar la crítica a una manera más aguda y apoyarnos quizás en el Conductismo y decir que la creación de un individuo que signifique “un peligro” para determinada sociedad, usualmente es responsabilidad de la sociedad misma. O cómo dijera Payno en uno de sus célebres libros: Cada sociedad posee las lacras que se merece.
Así podemos ver que la existencia de la pena de muerte es una completa contradicción con el sistema penitenciario y sus justificaciones sociológicas, sin embargo hay otro argumento que principalmente es el que cuestiona la validez de la pena de muerte, este sería la existencia de los derechos humanos.
Tomando un poco de historia:
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países Miembros que publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera "distribuido, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios"[2].
En el preámbulo del citado documento se enuncia: Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana.
En otras palabras en aquella histórica fecha las naciones del mundo establecían que el reconocimiento del ser humano en su inherente dignidad, con una serie de derechos irrenunciables e inalienables era la vía adecuada para una convivencia pacífica entre los hombres. Sin embargo 30 de los 45 países que formaban esa asamblea general poseían dentro de sus sistemas legislativos la pena capital. Hasta la fecha, solamente 20 de los 30 países mencionados han derogado la pena capital de su sistema legislativo. Cabe señalar que Estados Unidos, Gran Bretaña, Corea del Norte, China, Japón y hasta el 2001 uno la República Alemana, es decir los países que se anuncian como Primer Mundistas no respetan el acuerdo por la vida que se decidió hace ya 60 años.
Si queremos ser más específicos en el artículo 3º de dicha declaración se enuncia lo siguiente:
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.[3] Y sin embargo a la vez la privación de la libertad es un derecho retroactivo que cada nación se confiere para el castigo de sus criminales.
Yo señalaría que la mayoría, si no sería muy aventurado decir que todos, los sistemas penitenciarios del mundo violan los derechos humanos en más de una ocasión, terminando en el más inhumano de los desenlaces, la privación de la vida.
Que una nación se justifique a sí misma como con el suficiente poder como para decidir la vida o muerte de una persona ya es un hecho atroz, sin embargo no es sólo eso, sino que se enuncia que la pena de muerte es una tradición histórica que ha demostrado su efectividad en la disminución del crimen.
Entonces analizaremos a continuación uno a uno los argumentos que justifican la pena de muerte como una forma de control.

[1] FOUCAULTm Michell “Vigilar Y Castigar: El Nacimiento del Sistema Penitenciario” Ed. Siglo XXI España, 2003.
[2] Proclamación De Los Derechos Humanos. Extraída de http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm
[3] Ibidem.

Pena de Muerte

A partir del 17 de Septiembre del año 2008 se ha establecido una polémica muy fuerte en el mundo legislativo mexicano. Tras la propuesta del ejecutivo federal de establecer la pena capital para asesinos y secuestradores, el sentido de humanidad en nuestro país se ha visto gravemente mermado.
La opinión pública en general se encuentra dividida ante el caso, primeramente porque como valor se nos ha inculcado profundamente el respeto y valor de la vida, como una de las condiciones inherentes al ser humano, inclusive orgullosamente se toma a la nación mexicana como una nación humana y generosa.
En este último aspecto cae la profunda contradicción y la respuesta de miedo y control que ha establecido el gobierno federal en su desesperada “Brigada por un México Seguro”.
La contraparte señala que la pena capital sería una efectiva forma de disuadir a los mencionados criminales de cometer sus actos “inhumanos”. Pero la pregunta principal recae en este argumento mismo ¿La pena de muerte funciona para disuadir a los criminales de cometer asesinatos?
Más bien en un primer plano se ve como una intención de venganza pública, el retroceso al Código de Amurabi o la ley del Talión, “donde ojo por ojo” y “aquel que robe córtele la mano”. Una venganza pública impulsada plenamente por el miedo que se ha establecido en nuestra sociedad, miedo sustentado por los medios, sus noticias rojas y amarillismo, su persecución obsesiva de los atroces crímenes que comete una pequeña facción de la sociedad mexicana. En fin una ataraxia de sugestión fóbica.
Pena de muerte no es algo que se deba tomar a la ligera, y en ningún momento ha servido para disuadir a los criminales de cometer sus actos inhumanos, más bien deshumaniza a la sociedad que permite que se mate en su nombre. A lo largo del siguiente ensayo estoy dispuesto a probar que la pena de muerte conducirá a nuestra sociedad a un estado de fragmentación y miedo. Una paranoia obsesiva impulsada por el hecho de que en nuestra sociedad ya no se respeta la garantía que se anuncia en la constitución como derecho a la vida.