domingo, 26 de enero de 2014

De los Poetas

Lamento Primero

De La Nimiedad De Las Cosas


I

De Los Poetas

Los poetas han callado hermanos míos
sus lágrimas venenosas ya no riegan las tierras
su sangre metafísica no teñirá más pergaminos,
las oscuras paredes, los magmas azotados ya son silencio
y la guerra y la paz, quietud ecuánime…

Los poetas han dejado de llorar hermanos míos
y las palabras corren a  ocultarse entre los ramajes
se entierran en el lodo como sapos de lluvia;
las hojas han quedado inmaculadas
y los márgenes del río de la esperanza, quedan sin vida.

Los poetas se han ido a otro mundo,
alejándose sigilosos entre las estrellas
la oscuridad inerte del universo los ha convocado,
las galaxias y los agujeros negros han puesto
espectaculares de agónicos desfiles en su nombre
y las constelaciones han grabado su recuerdo.

Los poetas son recuerdo y sólo eso;

los poetas ya no existen en este mundo de silencios prolongados
en la contaminación del ruido, de la vista;
en la pérdida de lo humano por lo autómata
en la instauración de la rebeldía baldía rentada,
en las hojas malgastadas por las copias fotostáticas,
los relojes que ya no quieren marcar la hora correcta
los congresos, las naciones, los ejércitos, y toda la demás pesada seriedad del mundo.

Los poetas han quedado huérfanos de madre
se extiende el ocio a millas por segundo
pero la inspiración se agota a decibeles
como el crepitar de la frecuencia que no se escuchará de nuevo,
como ese sueño que se tuvo y se abandona en un suspiro que nos despierta,
pero el dios ha abandonado a los poetas
un padre que nunca supo ser padre porque nunca fue hijo
y de santidad sólo ha tenido la blancura de su ave fenecida.

Los poetas despertaron de este sueño
de este aletargamiento de lo cotidiano,
huyeron de la veracidad tangible de lo intransigente
brincaron a otros parámetros, otras lenguas,
otro signos, insondables para nuestras miradas…
Mientras nosotros hermanos míos
permanecemos eternos,
repetitivos, innoriginales, coleccionistas,
no hay romanticismo en nuestras palpitaciones
ni surrealismo histérico en nuestro diálogos
mucho menos un simbolismo en nuestras heridas.

Los poetas han muerto hermanos míos ¿qué nos queda?


2 comentarios:

Cy dijo...

Hay quienes afirman que la poesía siempre sobrevivirá al poeta. De cualquier manera, si muere el poeta, de cierta forma mueren también, un poco, sus palabras, pues ambos surgieron de una misma materia: el poeta y su palabra, el poeta y su voz por encima de las cosas cotidianas.

¿No somos los lectores de poesía poetas, durante el instante en el que le damos vida a la palabra pues al leer, ya sea en silencio, o en voz alta, al interiorizarla en nuestro sistema viviente?

La poesía (escrita) es entonces un ente palpitante, que se queda pausado, en espera de reanimarse, por eso nos somos necesarios, mutuamente. Por eso no me gusta que se mueran los poetas...




Aarón Castro dijo...

Decía René Char que la poesía viviría mientras la gente además de escribir supiera leer. Y que los poetas no morirían precisamente porque mueren. Es una bella idea, leer a un hombre/mujer se parece a salvarlo/a