jueves, 19 de septiembre de 2013

"La libertad humana, cuando olvida su penuria y se cree capaz de alcanzar el bien supremo por sus solas fuerzas, se encuentra sometida a una dialéctica implacable. Quiere el bien (libertad) y ejecuta, de hecho, el mal (violencia); elige, en un segundo movimiento, lo contrario de ese mal (no-violencia, orden), y, lejos de evitarlo, lo realiza con fuerza mayor bajo distinta forma (sujeción, esclavitud). De la tesis libertad-violencia cae en su exacta contraria orden-sujeción.Ambos términos de la antinomia realizan su parte de mal persiguiendo el bien en pureza; en ambos, la elección del bien se muestra impotente para encarnarse y genera, de hecho, su contrario. Y es que en las dos posiciones se pretende orgullosamente realizar el bien en pureza, sin mezcla alguna de mal Demasiado confiado en sus propias capacidades, el hombre se oculta a la fragilidad de su condición y pretende alcanzar por sí mismo un bien puro, sin concesiones ni conformismos, como si fuera él un espíritu angélico. Elegir la libertad en abstracto, una libertad absoluta e intransigente, implica aceptar el mal concreto: la violencia y, por tanto, la anarquía (en el sentido de ausencia de organización). A la inversa, elegir como valor exclusivo la concordia y la paz, un orden igualmente ideal, en el cual no hubiera sombra de violencia, implica sostener en concreto la opresión, la ignorancia y la esclavitud. En ambos casos el hombre inconforme con su naturaleza, busca realizar por propia cuenta una libertad o una paz angélicas y, por miedo de contaminarse con la imperfección humana, origina el mal. Sin hacer concesión alguna de la realidad, intentase decidir del bien. Si se decide por la libertad, se la quiere sin componendas con la injusticia de la situación; si se decide por el orden, se lo exige sin adulteración con ninguna forma de violencia, pero ambas exigencias son irrealizables por inhumanas.
La síntesis de los términos opuestos, es decir, la realización de un orden con libertad, empieza a hacerse posible cuando la elección se realiza en concreto, tomando en cuanta las imperfecciones que impone la situación. Pero el camino hacia ella es pesado y constantemente el hombre se verá tentado de sacrificar uno de los términos a su contrario. La concepción de la madurez y el tránsito históricos, al pedir una adaptación a las circunstancias de la sociedad, aparece como un intento de superar el problema."

Luis Villoro, "El proceso ideológico de la revolución de Independencia", FCE, México p. 208-209.
*Las negritas son nuestras.

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