viernes, 18 de septiembre de 2009

Sebastián

Una majestad cadavérica,
aún flor de fiebre,
todavía animal que se debate
en las redes del delirio
contra sus cazadores bien armados.

Torpe, feroz animal,
cómo te punzan.

Estelar y resplandeciente
en un instante de locura,
el mundo erizado en demencia,
el universo afiebrado,
sangrante y brillante en tus heridas.

Sebastián entre las redes,
cómo te flechan.

Carne que finalmente estalla,
rocío en los párpados de la muerte,
sangre fina y sin nadie,
ebria rosa entre mil espejos
en cada rebrillo de tus ojos extáticos,
rosa desorbitada
en cada pétalo de tus heridas.

Abismos de ti.
En tus sueños te sabes
asaeteado por la razón:
los soldados de la razón,
las marchas fúnebres de la razón,
los paredones de la razón.

Dentro de ti, lleno de abismos,
víscera empavorecida y atrapada
entre los perseguidores de tu delirio,
alzado en un hervor de plenitud,
mazorca de heridas,
hurra de todas las sangres,
espuma de tus sentidos acuchillados,
rostro fijo de bestia demente y sin gritos,
demencia muda,
que no te habías visto jamás,
que nunca podrías permitirte,
que aun dentro del sueño
hay que asesinar.

Cómo te asesinas en tus abismos
y abandonas tu propio cadáver
en los entreflujos del sueño.

Floreciente tras tus párpados cerrados,
majestuoso y como agónico
fruta voraz,
escuchas como un vahído
las botas militares de la razón,
las botas sacerdotales de la razón,
las botas patriarcales de la razón.

Ahíto, te sobresaltas,
atragantado de tu abismo,
crujes dolorosamente en tu silencio,
sudas, jadeas, te salvas,
flotas entre tu propia resaca,
te alcanza al fin la orilla:
lo has perdido todo.

José Joaquín Blanco
Poemas y elegías
Ed. Cal y Arena

1 comentario:

Reptante dijo...

Por primera vez he tenido la oportunidad de leer algo de la poesía del maestro Blanco. Por desgracia desde que me lo recomendaste, yo creo que hace más de un año atrás, no había podido dar con ese libro de elegías. Y en verdad que lo busqué al menos en cuatro librerías, una de Gandhi, dos del sótano y una del fondo de cultura. Mejor terminé comprando una compilación de su crítica literaria, también publicado por la editorial Cal y Arena; un libro realmente interesante, donde recoge crítica desde novelistas de la revolución, hasta poesía y prosa más o menos contemporánea. Ahora que leo este canto tristítisimo, bien puedo interpretar las razones por las que me lo recomendaste; su pluma es devastadora, cada gota de su tinta, reúne una fiebre violenta de inconformidad y desesperación por las últimas especies, esas que en el pasado perecieron en campos de batalla de guerrillera y que hoy son defendidos por trajeados con aspiraciones burocráticas. La vida, es muy distinta sin los ideales primigenios; la vida, ya casi no es vida.

Saludos Décimo. Gracias por colgar esto. Ojalá puedas hacer lo mismo con Ocaranza; en internet, me cae que soy bien maletón para buscar, y la neta no encontré nada.