domingo, 28 de febrero de 2010

En la luz de la Simpleza

La poesia es una de las tantas artes arrogantes, que olvida frequentemente su propia ingenuidad, desde los huillidos griegos de Hölderlin hasta los amplios campos de espesor vidente de José Gorostiza el símbolo y la forma ahogan la risa automática. Quizás ya sean gajes del oficio el hecho de que los poetas constantemente tengamos que estar encontrando motivos para que la poesía sea admirable y por eso la dotamos de una seriedad metafórica que le pinta un rostro de mujerona amargada a los 50.
Es bueno leer entre los accidentados encuentros de las bibliotecas de CONACULTA poesía que adsmite abiertamente su propia comicidad, romances superfluos emanados de una mente que no reniega de su educación "mass media" y que sabe hilar el cable de fibra optica con el algodón griego. Un hombre como Luis Alberto de Cuenca, poeta poblano recientemente compilado en un librito llamado "Jardín de la Memoria" donde damos un vistazo a todo su trabajo poético (y eso todo lo digo con mucha duda entre los dedos), tal hombre seduce con su verso libre plagado de metáforas insólitas que juegan a la ironía, a la comicidad y a la tragedia en un suave vals de conjugaciones temporales.
Debemos admitir de vez en cuando, como Nervo, que hemos vivido, y no renegar de los pastos de nuestra mente aunque estos se hayan nutrido tanto de disney, como de Homero y no voltear los ojos a la bajas convocaciones del cine. Pues el poeta ante todo es un reintérprete del mundo (si queremos escuchar a Heidegger en esto). Vivimos en un época que le deja poca anchura a la originialidad y hay que separarla cuidadosamente, casi con pulso quirúrgico, del kitsch tan efímero y tramposo. Yo pongo la mano al fuego con este poeta que me hizo recordar que más allá de mis intentos superpoéticos y mis coqueteos con las metáforas y las parábolas trascendentes, se encuentra en mi un sujeto que crecío viendo a Disney, a los Caballeros del Zodiaco, jugando tazos y por supuesto viendo las malas producciones del cine hollywoodense.
Espero que dsifruten a este ingenuo poeta tanto como yo.

2 comentarios:

Reptante dijo...

Interesante es ver, cómo gente, antes que nosotros, se negó a olvidar la materia prima de los poetas, su infancia, su vida, porque antes que artilugios o nuevas lenguas, lo más nuestro, lo que más podría salvarnos de caer en la común parafernalia, es lo que nuestra implume vida, tenga por contar. Veremos qué tiene por contarnos este poeta. Gracias siempre por traer a la luz nuevos creadores a mi escaso directorio de referentes.

Poeta Nómada dijo...

Bueno comparto con usted a este peculiar poeta que si no fuera por figuras sorprendentes que de pronto saca haciendo demostración de su auténtico espíritu poético, perfectamente podría pasarpor escritor de boleros y baladillas de televisa, afortunadamente he aguzado el oído para escuchar aún las voces más simples.