domingo, 13 de junio de 2010

Arte Poético

Arte Poético

No descubrí la poesía como quien descubre una tierra vasta,
E ignotas planicies se extienden frente a sus ojos,
Contempla ríos de palabras que fluyen dulces y musicales,
Cuenta montañas metafóricas más imponentes que el silencio,
Perdido en bosques inconmensurables de la paradoja,
Extraño para habitantes autóctonos llenos de sentido.

Tampoco descubrí la poesía como al mar,
Mis ojos no se inundaron de su gracia,
Lo sublime no me besó con sus labios salados,
No entendí el ritmo reiterativo de la necesidad,
No reconocí a las olas como mis hermanos,
A los Albatros, grandes pájaros poetas,
Como mis reflejos,
Los acantilados no me llamaron,
Y no me empape de la muerte de dios entre sus aguas.

Descubrí la poesía como quien descubre un cadáver,
Y se ve horrendamente reflejado en sus ojos vacíos,
Sentí la luz leve del fósforo de su pasado,
Envuelto en el aroma conceptual de su descomposición.
Abstractos vestigios de cuando fui hombre,
La poesía es siempre la contemplación de lo ausente.

Más allá de la palabra sólo encontré la furia,
La concatenada absurdidad,
Fuera del lenguaje mi alma llora desconsolada,
Sólo en el poema mi angustia se organiza.

La poesía nunca ha sido en mí una acción natural,
Devenida del dolor de ser hombre, la poesía me ahoga.

Palabras que se han escurrido entre mis dedos
derramándose en oscuros laberintos,
todas, bocas que no han tocado mi boca,
risas que no conocen mi risa,
el mundo es la ausencia permanente,
el lenguaje es su epitafio,
dios queda en su tumba submarina,
su mausoleo panteón de estrellas muertas,
donde nace el delirio,
y se encuentra toda ciencia.

Apetito primigenio de esperanza,
conocer el Mismo en el espejo,
hay dolores tan profundos
que cavan surcos hondos en el rostro
calan las espaldas con su peso
y esos dolores nunca mueren,
herencia de la humanidad entera,
hay dolor en la palabra.

Cómo nombra la palabra,
cómo nombra el aliento,
cómo contiene tanto gesto,
cómo espera romper las fronteras,
del ser humano con el tiempo,
trascender los muros
destruir lo que ha sido construido en lo abierto.

Hay una ausencia original en nuestra lengua
un vacío que llevamos en la garganta,
nudo nunca desecho por la historia
que oculta lo evidente en lo difuso,
que nos da la ilusión del movimiento.
Una ausencia primitiva que nos traicionó de muerte.

Después lo impronunciable
la nada
después...
el alma.

Gerardo Cielorraso

2 comentarios:

Megara900 dijo...

Sabes, Gerardo, hace algún incontable tiempo me fue inevitable visitar su poesía, dado el alcance literario de sus comentarios en los temas de David. Pasé por acá, y vi su afición por Gonzalo Marquéz Cristo, de la cual soy también aficionada o como deba nombrarse, y es un gran honor inmerecido para mi que me ponga al lado de Alejandra Pizarnik, la conocí apenas el año pasado y coleccioné sus obras, pensar que hubieran sido más si hubiera vivido más, pero su vida es ejemplo de la ansiedad o desesperanza a la que nos entregamos los que apostamos a las palabras. Me da gusto pasar por acá y conocer su poesía. Me parece grandiosa su combinación melódica, gótica, melancólica, es difícil definir su estilo. Su poema lleva una intención más fuerte que la de todos los míos juntos, es una abofetada a la definición de vida, y la visión de la poesía en ella. Me llevo esta parte:

"Descubrí la poesía como quien descubre un cadáver...

Es cierto que muchos llegan a ella a través del amor o su espejo inverso, incluso de la soledad... pero usted ha llegado desde si mismo, es quizás por eso que tenga una visión diferente a la de todos. Es bello poder construir grandes ideas, con esa belleza y esa marca de perdurabilidad, yo aún no llego a eso, así que le dejo mi saludo y felicitaciones.

Reptante dijo...

Ya, entiendo, ahora sí el poema completo. Y qué te puedo decir, entré por la puerta chica de la poesía cuando conocí a una mujer, cuando conocí al amor, y cuando ambos me desconocieron... (Definitivamente estas me las llevo para hacer un poema ahora que ando tan triste y tan poco prolífico). Y conocí a la poesía de antes, con la música, cuando el arte de las notas y las letras se fueron acomodando en mi incosciente, haciendo del goce estético momentáneo un sistema vascular de pulsaciones que acompaña al fantasma que acompaña mi alma.... Conocí la poesía de múltiples formas que podría estar tan de acuerdo como en desacuerdo contigo, pero muchacho, la forma en que demuestras este encuentro, es en verdad loable, además de recordarme inminentemente mis primeras lecturas, hace algunos años del maestro maldito simbolista C. Baudelaire. Debió advertirnos que caminar por debajo del camino sería doloroso, muy doloroso. Un abrazo Gerardo.