miércoles, 16 de junio de 2010

Infancia 1

La alegría yo la creo en este poema
- Lêdo Ivo, La infancia Redimida-


La alegría yo la creo en este poema,
Aunque sea corta y pendenciera,
Y se la traguen los primeros ojos que la miren,
Aunque tenga como los cometas,
Una estela de inconsciencia que la siga,
Trato de entender que es la alegría.

Toda alegría me remite a mi infancia,
Mi única y verdadera patria,
Donde fui feliz aunque no lo recuerde,
Donde lloraba casi siempre
Pero era un llanto confundido con la dicha.
Infancia de inconmensurables patios de juego,
De caricaturescas personalidades
Y monstruos debajo de las camas.
Infancia de infiernos disimulados,
De espejos, y de lenguaje mutilado.

La alegría no la encuentro en el pasado,
Porque el presente se traga la melancolía,
Y se extiende sobre mares infranqueables
Que llamo futuro,
Porque no se siente la alegría,
La alegría no es algo que se busque
Y se encuentre en la poesía.

Pero este verso suena como cantar de juego,
Con una rima macabra y bucólica,
Agudísima canción de los infantes,
Que en inconsciencia se derraman en sonrisas.
Fue incontenible mi infancia,
Al menos para mi memoria,
no hay olores familiares,
ni tizas sobre las aceras de mi tiempo,
todos mis juguetes fueron sombras,
sombras también mis compañeros.

Desde niño inventaba mundos,
Que no podía contener con la mirada,
Donde leones creaban de su rugido
Las mores que azotaban sus gargantas;
Creaba mundos y las estrellas eran una fiesta
De mariposas de luz, y el sol era mi mejor amigo,
Me seguía a todas parte, brillaba siempre conmigo.
Seguramente cuando niño, conversaba con los pájaros,
Mis hermanos más afortunaos, que volaban
Y siempre traía los brazos extendidos en aeroplano,
Desde que fui niño supe que era pájaro.

La adultez me robó todos los nombres,
La soledad todos los rostros;
Mi infancia fue un idilio en el que participaba,
Otro que no era yo, que ahora no soy,
Porque el que soy no se recuerda,
Extendiendo brazos de avión hacia la nada,
Saltando abismos imaginarios,
Y fraguando guerras de juguetes.

Gerardo Cielorraso

1 comentario:

Megara900 dijo...

Dejamos los sueños apresurando los instantes, evocando futuros que no nos perdonan la memoria.

Hablar de la felicidad como un lugar erigido del propio verbo es algo muy bello, me ha recordado a Fernando Pessoa...

Ser poeta no es ambición mía, es mi manera de estar solo...

y de la cual yo hice una interpretación propia: "ser poeta es mi manera de ser feliz"

Por más maldito y cantábrico que pueda parecernos el mundo tenemos la magia, la palabra, la inigualable dicha de soñar y en ello todos podemos ser felices, esa extraña e invisible esperanza me ha transmitido tu poema.

Es también interesante la manera amnésica en que retomas tu infancia, sin embargo, marcada abiertamente por los caminos del sol.

Un saludo :)