domingo, 21 de diciembre de 2008

Otro Clavo En Ataúd De Tu Ausencia

Allí estaba parado yo, en el escenario, mientras los músicos a mi espalda discurrían en enredos de cables, control de volumen y ajuste de thombs, pero yo esta ahi, viendo a las 20 personas que se dibujaban a penas en el bar, ese bar del centro con su Z en medio de la estancia principal, un olor asqueroso a humedad, cigarro y el inconfundible aroma de la cantera enmohecida en sus entrañas. Todo aquello quizás el último desesperado intento de formar en este el Féretro Moreliano, algo parecido a una escena musical, porque yo ahí, parado en el escenario frente a la estancia casi vacía lo sabía, ya harían 3 veces con esta que me había movido sobre las limitadas dimensiones de aquel intento de tarima, y lo sabía, todo aquel que se quisiera postrar en esta ciudad y pertenecer a la escena musical más exigente, "pousera" e hipócrita debía estar postrado en ese bar, que ya se había vuleto culto más que sentido, pues no ofrece ninguna clase de arquetipo artisitico, parece más bien una hibridación quimérica entre un Pub de los barrios bajos Londinenses, y una vulgar taberna mexicana con su desagrable olor a refrescos tibios y cerveza barata.
Y ahí estaba yo sin embargo, sosteniendo el microfono ansiosamente, a la expectativa, la expectativa del artistas, escucha los lamentos del bajo siendo afinado dolorosamente por dedos inexpertos, las guitarras chillando en su intento por "ecualizarse" y yo ahí, con mi micrófono en la mano esperando quien sabe que momentos. La gente sentada frente a mí miraba con curiosidad la escena, un montón de "chiquillos" con instrumentos intentando ser músicos, intentando aparentar que tienen algo que decir, y a la vez yo me preguntaba si ellos tendrían oídos para escuchar lo que tenía que decir, 45 min por banda, eso era todo, y en 45 minutos debíamos convercerlos de ser dignos de este extraño culto, en este extraño bar, en esta extraña ciudad que apenas si aparece en los mapas de la escena muscial.
Afuera la Caravana Coca Cola invadía la avenida principal de la ciudad, como una enfermedad paseándose por la arteria orta, un rojiblanco desfile en honor al monopolio y la ignominia, un Santa Claus sonriendo bajo la conquista materialista de este pueblo de adoradores y constructures de pirámides. Un gigantesco árbol de navidad elebándose 15 mts en una de las plazas más antiguas de la ciudad, yla gente, todos estos "mestizos" avasallados ante el espectaculo de luces, como polillas al fuego, como tortugas a la luna, enloquecidos ante la parafernalia luminosa que se movía en pesados y ridiculos carros por la avenida Madero. El alma y entraña de la ciudad, invadida por la plaga Roji-Blanca y su caravana.
Mientra yo pensando en quien sabe que cosas, con la mujer que dice ser mía mirandome expectante, quizás pensando en que está noche he estado muy callado, que está noche parezco alguien más, y en realidad tendría razón de acusarme, arriba del escenario no me siento humano, incapaz de mostrar una expresión coherente, incapaz de no ser yo mismo, incapaz de pretender, me siento desnudo, como un verdadero animal nocturno, asechando, como única defensa tenía entre mis manos el micrófono y mis aullidos en la garganta. Entonces se escucha el plug final y encienden el micrófono....
Buenas Noches nosotros somos Downside y hemos regesado después de algún tiempo, sólo para poner el último clavo al ataúd de nuestra ausencia...

WE'RE OFF TO NEVER-EVER LAND

1 comentario:

Andie dijo...

And I'll be anti-groupie for ever...