viernes, 30 de octubre de 2009

SEMANA DE JUAN REJANO

RUECA DE SOLEDADES
A José Herrera Petere
Soledad tengo de ti.
Gil Vicente.
I
Sueño y razón: a porfía,
cerca o lejos, diapasón
de mi alma: ¿en qué estación
la flor de vuestra armonía?
El sueño del agua ansía
despertar junto a la muerte.
Da el fuego la llama y vierte
ceniza y fuego a la par.
Sueño que da en razonar
no hay razón que lo despierte.
II
Horas como larvas. ¿Tedio?
¿Sólo impaciencia? Un abismo
sin nombr propio. (Espejismo
del mal que busca remedio.)
El tiempo no me pone asedio
Pienso: ¿no es el tiempo hechura
de mi voluntad? ¡Qué oscura
espina!... ¿Por qué no un día
sin memoria? Moriría
mi angustia en un alba pura.
VI
Entraste a mis soledades
como fugitivo aroma
que a los abismos se asoma
en busca de eternidades.
¿Prisiones o libertades
te dio aquel reciento? Abiertas
permanecen las dos puertas
por donde entrar y salir,
a veces es no vivir
o vivir de cosas muertas.
VII
El agua, muda: un cristal
terso ya, donde la tarde
se muere. En el cielo arde
áurea rosa funeral.
Por mi frente, grave umbral,
cruza un aire lento... ¿Augura
lo que el sueño perdura
claramente? ¿En esta hora
de muerte vendrá una aurora
a alumbrar mi noche oscura?
VIII
Amor, ¿y puedo ya verte
lejos, casi sosegado,
si aún soy fuego enamorado
y sueño con poseerte?
Amor, si tu sangre vierte
lumbre en mi sangre, ¿cuál eres,
que en tu propia tierra mueres
y en la extraña resucitas?
Si es que no me necesitas,
amor, ¿para qué me hieres?
IX
Yo sé de la primavera
acordes que nadie ha oído,
un aroma envejecido
antes de que aroma fuera.
Yo sé la anguastia postrera
bajo la florida rama,
y las misteriosa llama
en que el cuerpo se consume
cuando la tierra un perfume
de nueva vida derrama.
JUAN REJANO

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