martes, 8 de junio de 2010

Los Espejos

Los Espejos

Para Paulina

"Qué espejo no es terrible y verdadero
aún entre sollozos,
verdadero y precisamente por eso terrible,
por eso también son los sollozos,
qué figura incierta se teje en sus hilos de luz,
ese yo que reconozco, como ajeno,
esa forma que contiene mi llanto,
y por eso escapan lo sollozos.
Me miro en el espejo y encuentro mi rostro de nuevo,
con sus ojos eclipsados por el tiempo,
he perdido el rostro de cuando era niño,
y me seguía el Sol todo el tiempo,
me seguía el Sol y mi rostro era liso y fresco como el viento.
Me miro en el espejo
y mis ojos son lagunas que lloran sus propias cicatrices,
desfilaron los demonios con sus velas,
lamentos de momentos devenidos,
desfilaron y lamieron mis heridas,
desfilaron y por eso los sollozos,
lloro ahora el ser que nunca he sido,
que reconozco en el espejo ennegrecido.
También desfilaron los ángeles,
temibles manos del Eterno,
también los ángeles provienen del infierno,
y mi rostro, contemplaba la comedia,
asistiendo a su propio entierro, soy el que no era.
El espejo contiene a los demonios,
el espejo es la piel de todos los ángeles,
me arrojo al frío que vivo,
del que forjo el calor que ya no siento,
el espejo se rompe en esquirlas del reflejo
reflejo plagado de momentos,
con su cara de demonios y sus risas de tormenta
con sus manos de ángeles, suaves como la eternidad
terribles como el ojos de Dios.
El espejo refleja el rostro que ya no tengo, un rostro muerto
porque ha muerto también el instante en que se refleja,
el espejo es la memoria momentánea
el espejo tiene costumbres de poeta.
Ahora sé que mi rostros, mi ser, no cabe en el espejo
ahora sé que soy más que mi reflejo,
más que mi pasado, escapo al tiempo
lo desdoblo y ya no es un círculo trágico
sino una línea abierta, abierta como vena
infinita como laberinto,
donde cabe lo incierto,
y acaba la certeza de que he muerto.
El espejo refleja mi rostro,
pero jamás, la vida que corre por mis venas"

3 comentarios:

Megara900 dijo...

Una nítida ternura se devela en la claridad de sus palabras, un miedo a lo posible, a la exacta realidad al otro lado del espejo,

por más que sonríamos y soñemos, o nos alejemos un siglo del presente, nos seguirá acechando la realidad.

Me ha gustado su mención de la infancia, me hizo recordar a Alfonso Reyes, "cuando era niño, a mi me seguía el sol..."

ahora quizás, nosotros lo sigamos a él. Un buen poema, uno de esos que no lo dejan escapar a uno sin darle una buena revolución a la cabeza.

Un saludo!

Poeta Nómada dijo...

Alfonso Reyes ha sido uno de mis poetas favoritos, su simplismo, la naturalidad con la que aborda sus letras, a veces la mayor honestidad es la simpleza.

La poesía es siempre ese espejo...

Reptante dijo...

Cuestión de interpretación aparte resulta este poema tuyo demasiado emparentado e inspirado de tus lecturas del maestro Rilke, puesto que un espejo no es más que el objeto que la palabra hace símbolo y después engaño del autoengaño; uno sabe lo que sabe, porque uno conoce sus dolores y uno conoce los pecados del pasado, y las personas que se fueron y se dejaron morir por querer andar más rápido de lo que la luz y el sonido permitían. Pagar, es momento de pagar, e intentar a toda costa, recuperar lo perdido, no hay de otra, debemos sacudirnos la tristeza, no es sano vivir así. No lo es amigo. Te lo digo yo que me estoy desmoronando. Mañana, otra oportunidad, otros nuevos ojos. Dios así lo quiera.