domingo, 27 de junio de 2010

Retorno

Retorno

Vengo de andar,
Vengo de ahogar la noche en unos brazos,
Vengo de limar las piedras con mis pasos,
Vengo de la alcoba de la sombra,
Y con los signos en las manos.

Vengo de recorrer las avenidas de tu ausencia,
Cansado de trotar sin tu vientre-brújula,
De inventarte en cada silueta,
Y no encontrarte en el desierto negro de la espera.

Vengo de la ceguera de mis lágrimas,
vengo de la tumba de las formas,
Vengo de abandonar mi infancia en un orfanato,
Vengo de romper la distancia de ese cuarto
En el que tú y yo nos abrazamos.

Vengo de entenderme en una risa,
Del encargo que mi hizo la muerte,
Vengo del sueño y el insomnio,
Vengo llorando lluvia, todo el día.

Vengo de coleccionar murmullos,
de capturar relámpagos,
de embotellar el aroma de las flores de
los muertos;
De izar el asta de unos labios,
de esculpir el templo de unos pechos.
Vengo de lamer el firmamento
Y robar el fuego originario.

Vengo por las calzadas del recuerdo,
Mintiendo sobre tu paradero,
Trazando falsos mapas de tu ruta;
Vengo apagando todos los faros,
Y ahogando el grito, estoy, cuando me muero.

Vengo del silencio estremecido,
Que conoció el asombro,
Vengo como mar enrarecido,
De mi propia sal vengo llorando.

Si me preguntas por mi origen
Te diré que es la pluma del pájaro,
Que vengo del inhóspito arrecife
Donde fui pez antes que llanto.
Te diré también que vengo herido,
Una herida onda y metafísica,
Graba sobre mi piel con tu caricia,
Cicatriz cálida, estigma de tu anhelo.
Te diré que conozco el miedo,
Esa bestia primitiva que me aúlla,
Esa cárcel gélida del alma.
Te diré que vengo de donde se forja el alba
Y el sol es una mujer meditabunda.

Te diré además,
que he visto el horizonte desdoblarse,
que he visto desnudas las estrellas,
que he visto la mueca de la llama
y el gesto oculto de la especie…
Conocí también el origen del espanto,
Y me recosté en la cuna de la música,
Hice moldes de todos los instrumentos,
Y los planos de todas las arquitecturas.
Testigo fui de las danzas insomnes
de las Pléyades envueltas en ceniza,
Me regalaron los ojos de impresión
Y me cubrieron la piel con la poesía.

Vengo de descubrir el rastro de tu rostro,
De escindir el ciclo en una línea,
Vengo de desmontar tu aroma en una brisa
Y de aprender a soportar tu ausencia.

Por eso vengo perdido,
Rompí la estrella de la mañana,
Me tragué las constelaciones
Y soy seguido por las naves del naufragio.

Perdido y perseguido,
Vengo envuelto en el silencio,
Con los ojos puestos en el detalle,
Vengo de reconstruirte desde dentro.

Vengo de dictarle a Dios mi propio destino,
De hacerlo prescindir de la palabra,
Vengo de exigirle al pobre viejo,
Que me dejara palparte con el alba.

Y he llegado aquí para encontrarte,
Aunque estabas dirigiendo ya mis pasos,
Vengo de darme cuenta que mi viaje,
Fue un segundo apenas en tus párpados.

Gerardo Cielorraso

2 comentarios:

Reptante dijo...

Al escuchar la palabra Retorno no pude mas que pensar en mi maestro Huerta. Pero poema aparte es este. Ahora bien, pienso que de la misma forma en que lo asimilas en el sierre, el tiempo es algo relativo, y aún más cuando es contrapuesto, alineado, alienado, qué sé yo, contra una figura humana repleta de significantes, que hace de nuestro adentro (de nuestro afuera, de nuestra condición histórica, de nuestra deconstrucción ontológica, de nuestro constante psicoanálisis) una piedra iridiscente que expulsa música, imágenes, de muy buena calidad, al por mayor.

Megara900 dijo...

Qué le voy a hacer, si ya David me ganó la primicia, pero bueno, continuemos. Coincido con él en que los que idolatramos a Efraín Huerta hasta nos causa espasmo escuchar, leer, reescribir la palabra Retorno, y por su puesto cada poema tiene su ángulo de inclusión. Según mi interpretación Efraín Huerta habla de "volver a amar".

Tu retorno es un viaje retrospectivo de lo ignoto, regresar de lo hondo de las palabras y su soledad misma. Venir de las costumbres que se nos cuelan en las manos, de aquel rito diario de vivir buscando.

Vengo llorando lluvia, todo el día, quizá sea esto lo que más me ha golpeado, es una imagen estremecedoramente triste.

Venir es estar, desear vivir con la palabra en alto, arrebatar al futuro su virtuosa incertidumbre, dar un paso al pasado, viviendo en el futuro.

Un hermoso poema Gerardo, te dejo todos mis aplausos, y por cierto, también tienes un apellido poético.