miércoles, 25 de febrero de 2009

La Soledad De Las Vocales...

Para Andrea...

<<< ¿Por qué tiene qué haber siempre una razón para todo?>>>
Y preguntas y metes el porqué dentro de mi cabeza, como si no me faltasen porqués, esos me sobran, los vendo, y en las últimas noches los regalo. Sencillamente algo me pasó cuando nací, será esa vez que volé 3 metros en el aire y me estampe contra la pared del descancillo de la escalera y tuve un tremendo chichón, o la vez que estuve clínicamente muerto por 5 minutos y quizás la falta de oxígeno confundío mis rutas sinápticas, ¿quien sabe? Sólo se que desde niño le encuentro figurillas al pavimento y me pregunto cosas sobre ellas, entendiendo su accidentado lenguaje, confuso y repetitivo como el mio; y desde pequeño tendí más a mirar documentales que caricaturas, esas las veo ahora de grande, cuando la realidad me fastidia y no estoy listo para nada... absolutamente para nada. Por eso nunca dejo de sorprenderme, pasan 18 años y nunca dejo de sorprender, cualquier dolor lastima mi carne, mi esqueleto. Me encuentro inmerso en esta comunión plenaria y no sé como decirte... ¿por qué?
Una razón... no creo que sea una razón lo que busco... no, una adecuación del concepto con el objeto, muy burdo, ya hay quienes se encargan de eso, con sus diccionarios, enciclopedias y almanques; no yo creo que lo que hago es a veces desnudar lo que está frente a mi, y pese a tus frustraciones sólo has obtenido cosas buenas de esa actitud mía, y siempre preguntas ¿por qué no dejar la magia de las cosas tal y como es? Ver un pájaro herido en el suelo y soñar que puede volar cuando lo más evidente es que muera de frío. No es que devele la magia evidente, a veces sólo le quito las formas a las cosas y me quedó con lo que pueden ser, para eso hay que quitarle, si cierta magia a las cosas, pero te queda un paño desnudo, sobre el que puedes escribir cualquier tontería, y a veces, si estás de suerte descubrir verdadera magia, bajo las capas aparentes de las cosas, esas cosas que tú observas atónita, confundida, esas cosas que tienen magia para ti cómo una mariposa que aspira los relámápagos... o el triste caminar de los días insomnes... y yo... ¿cuál es mi problema?
El problema es que siempre he sido más poeta que cuentista, y busco la metáfora por debajo de las rocas, porque me impacto descubrir a los 13 años que en el mundo todo es tan sólo una metáfora de otra cosa; y no me entiendo entre tanta sopa de letras, y sí tiendo a explicarme demasiado, como ahora, que le doy vueltas a tu eterna pregunta, y eres cómo una hermana mayor deciéndome que no moleste a los insectos, tu vez sus colores bonitos, sus figurillas sobre la tierra humedecida, yo me pongo a hablar con ellos, a entenderlos, para verdaderamente descubrirlos, porque me sorprenden, como los ojos de los gatos, y nunca estoy listo para nada.
A veces parece que veo el futuro y sin embargo nunca estoy listo, nunca estuve listo y por eso no me gusta estar solo, odio estar solo, porque en el silencio aparecen los porqué que me persiguen, que siempre me guardo, para no repetirlos en silencio, bien alto. No estaba listo para amar y sin embargo he amado, y he fallado tantas veces que sigo estando indeciso ante la decepción; nunca puedo hablar con nadie y lo sabes y por eso tantas veces eres nadie y tus ojos verdes se quedan vacíos como el cielo invernal y entonces puedo hablar, ante tu soledad presente, y me desnudo pero el problema es que digo más con lo que digo sobre otros que con lo que digo de mi mismo.
Y te presto un libro y sientes que quiero hacerte más culta cuando en realidad quiero que leas esa página que dejé doblada, donde hay un párrafo explicando mis carencias, y a veces quiero que me lo devuelvas y me abraces fuertemente porqué leiste ese párrafo, donde otro supo decir mejor mis porqués... y luego pasa que me enfrento en mi poesía, en mis escritos, en todos esos versos que lanzo al aire como un ataque de pirotecnia, y quines me escuchan, nunca entienden, mis gritos desesperados, esos mensajes que intento plasmarle a mis papeles... porque tendrían que desnudarlos, poder ver los tatuajes que llevo por debajo de la piel, todas las cicatrices, moretones, chupetones, raspones, y todo por no estarme quieto, por no entender que nunca hayaré a la mujer de mis tormentas, y qué todo esto pude habertelo dicho en 3 palabras, pero no serían mías seguramente...
Entonces yo te digo ¿por qué todo tiene que tener una razón? Precisamente porque todo es confuso, porque todo duele tarde o temprano, porque siempre me gusta mirar más allá y diablos lastimarme, e intentar levantarme, y contradecirme como tanto te frustra, cómo el mar estallando en si mismo, con esa ira incontenible, porque yo desgasto todo lo que toco, como el mar, en el que siempre me hundo...

1 comentario:

Andie dijo...

Yo pregunto aunque sepa las respuestas. Me gusta escucharlas de todas formas de los labios que extraño a veces junto al oído. Sabes que soy necio y terca y nefasta y que sueño más de lo que vuelo, por que de tener papel podría hacerme alas y dárselas a quien las merezca. Me gustaría pintarte alas de colores, pero no que las uses para volar y darte cuenta que tal vez, las formas son diferentes si subes tan alto que parece que estás debajo. Las quiero para que las tengas para una sonrisa. Para ese insomnio que nos cae encima a todos los que a la hora en que las brujas gritan, las escuchamos. Por que las musas huyen, por que las palabras no dicen lo suficiente. Es el sueño que no podemos conciliar lo que sabemos, nos hace reales. Es mejor dormir de pie y soñar despierto que no hacerlo nunca.
Gracias por las alas que me ayudas a idear.Por hacerme la ingeniera aeronauta de la nave que ha de llevarnos a dejar de descubrir las cosas.
Por que me haces llorar y auqnue todas las noches estoy sola, ahora es de un no-vacío que duele, por que me es desconocido.
Yo también te quiero...