domingo, 29 de agosto de 2010

Llanto de los Gatos.

"Las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia"
-Alejandra Pizarnik -

Intento escribir un poema donde quepa tu sonrisa,
un verso preciso que describa tu mirada,
le busco lugar a tus ojos en las letras,
y hago una réplica de ti entre el lenguaje;
debo confesar que olvidé mis sílabas en tu cama,
y en tus mejillas derrame mis vocales.

Abierto hasta las venas,
expuesto al mundo como un aerolito incendiado,
me arrancas el vuelo todo el tiempo con tus ecos,
de la mancha de tus versos son mis alas;
incinerado por la combustión de tu ausencia,
soy el poeta en llamas,
azotado por los relámpagos de tus caricias,
víctima de todas las distancias,
rasgo los kilómetros en mi garganta
ahogada de tantos paroxismo
que he de expulsar en gritos de tinta.

Debo organizar tus tactos en palabras,
darle a tus espasmos forma tibia de poesía,
¿dibujan las letras tu fuego?
¿Cabes acaso en la fonética?
Materialidad insospechada, la poesía es una ausencia,
escribo porque sé que estás perdida
te extraviaste en el bosque de mi mente
habitada por corolarios e implicaciones de queroseno,
te recubriste en el barro del recuerdo,
eres ahora imagen de tu imagen, más preciosa
que todas tus imágenes y te muestras ocultándote
en un par de notas al aire, en un par de palabras desgastadas,
confieso que no cabes donde te escribo
no entras donde sales a modo de locución,
eres inenunciable, fracaso de todo discurso,
la poesía no te contiene, poetisa.

Contemplo desde lejos el cuadro de tu forma,
escribo porque mis yemas te ensayan en caligrafía,
tontas, no pueden hacerte ni de nube, ni de polvo,
forzándose a recordar tus secretos manantiales,
de donde provienen todos mis intentos de poesía.

Alzas frente a mí, el muro más inescrutable
el del poema, debo trasgredirlo y romper la círculo del predicado:
te presentarás entonces como eres,
infinita
juego de tus niñas con frío,
soltarás contra mí un feroz ejército felino
que me deshará en nombre de todas tus caricias,
oscuro como la tumba donde yacen las letras
moriré ahogado en mi propia lírica,
en el mar tempestuoso de tus representaciones
donde no te presentas, y no apareces vestida de ceniza.

A mis significados, donde te busco
impones tus presencias, impones tu figura
absoluta, indescriptible,
estoy forzado a romper el ciclo del logos,
romper la estructura del discurso,
desangrarme para buscarte entre mis venas,
hundida en mi carne, hasta los huesos,
debo traerte a la luz de lo decible.
Tu paradoja será insostenible por el mundo,
la hermeneútica no te contendrá,
madre de todos los símbolos,
nunca podrías ser un Golem, jamás un enunciado,
Tu aroma enloquece a la sintaxsis,
El ser copulativo queda abosrto,
suspendido y revela sus rostros oscuros,
que son las manchas sobre tu mejilla
los lunares en tu espalda.

Si pronuncio tu nombre y no apareces,
si te escribo porque te ausentas,
si estás donde te difuminas
saliendo en la forma de las letras,
si las tintas que te imitan
se traicionan en su propio trazo,
si las palabras que te evocan
se incendian ante su significado,
estoy perdido,
esto más que un poema, es un epitafio.

Gerardo Cielorraso

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